viernes, junio 11, 2010

De ferias

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¿Es una noria a lo lejos?

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Sí, sí. ¡Es una noria! Es una feria. Tanto tiempo sin...

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Muchos recuerdos. Éramos niñas y cuando llegaba septiembre era el momento de ir a la feria. Ya se habían acabado las fiestas del pueblo y la escuela no comenzaba hast un poco después. Eran los últimos días para estirar las vacaciones de verano. En el pueblo también había feria pero no era lo mismo. No era la de los colores, los olores, la gente por todas partes, la tómbola, músicas y ruido aquí y allá. La del pueblo era otra cosa, más para los ganaderos, que compraban y vendían ganado, y quizás aprovechaban el viaje para comprar otras cosas que hicieran falta para las faenas del campo o para la casa. Pero para la feria que a nosotros nos gustaba todavía había que esperar una semana. El sentir del tiempo era muy diferente entonces pero esa era más o menos la cuenta, una semana.

Tanto tiempo sin ver una noria.... Pensé dejarla de lado y terminar esa milla que me faltaba para llegar al centro de Verona, pero en el cruce, olores, músicas y ruidos me llevaron hacia allá. El olor inconfundible de algo en la sartén me hizo pensar que había churros. Por supuesto que no era. Otras cosas sí había,

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algodón dulce incluido, aunque tan empaquetado que pierde la gracias y la maravillosa sensación de tenerlo y no tenerlo entre los dedos o en la boca

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Pero sí otras cosas que parecen el centro de la feria y que viajan de una a otra sociedad. Ahí el eterno girar de los caballitos

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y la conformidad de quien los monta,

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los papás vigilantes

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y el hijo que invariablemente comprueba que le dedican toda la atención, sonríe y saluda en cada vuelta

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Siempre hay color

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y a veces hasta inesperadamente sicronizado

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Pero siempre lo hay

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No puedes imaginarlas grises. Ni siquiera con el dramatismo de algunas de las diversiones

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o cuando las nubes amenazan con competir con el estruendo de músicas y máquinas

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Tanto alboroto y a la vez, todo tan organizado, como muchas otras cosas en esta sociedad: niños que no corren ni gritan tanto como en otras partes, gente que no habla a voces, el respeto al espacio individual que se covierte en espacio para todos. Visto desde fuera, así se siente. Desde dentro, todo cambia un poco. Lo que a veces se puede ver como falta de pasión, no es tal. Es otra forma de comunicarse, de ser social y de expresarse.

Veo a un grupo de adolescentes y pienso que tal vez estén celebrando que hoy ha sido su último día de clase y que las vacaciones ya comienzan

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Aquí y allá, hay muchos lenguajes comunes compartidos. Ferias y gentes, entre otras cosas, nos lo recuerdan. (Aunque unos sitios sean más ordenados que otros. Sh....)

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11 comentarios:

leo dijo...

Qué bonitas las ferias. Cuánta ilusión hay en ellas. Y qué bien lo has plasmado en tus fotos, Raquel.
UN beso.

Alegría. dijo...

Me gusta cómo lo has contado.
No me gustan las ferias: no me gustaban ni de pequeña, precisamente por lo que éstas no tienen "...tanto alboroto y a la vez, todo tan organizado, como muchas otras cosas en esta sociedad: niños que no corren ni gritan tanto como en otras partes, gente que no habla a voces, el respeto al espacio individual que se covierte en espacio para todos. Visto desde fuera, así se siente. Desde dentro, todo cambia un poco. Lo que a veces se puede ver como falta de pasión, no es tal. Es otra forma de comunicarse, de ser social y de expresarse". Es esto precisamente que ho hay, lo que no me gusta de las mías... Va en los caracteres, supongo.
Un beso.

Tesa Medina dijo...

Tampoco me entusiasman las ferias, demasiado ruido y la mezcla de olores... Pero si me atraen mucho las norias y los autómatas que ya sólo se ven en los museos.

Espectacular la foto de máquinas voladoras conntra el cielo, con esa luz tan especial.


Un beso, Raquel

Raquel dijo...

Leo,
no estuve mucho rato y me sentí un poco extraña en medio de todo, bici de la mano. Pero todo el mundo andaba pendiente de lo suyo y así me pude perder entre ellos.
Un beso

Alegría,
es curioso cómo sentidmos algunas cosas y la fuerza de los recuerdos, ¿verdad?
Besos

Tesa,
esa foto es realmente dramática. Fue el momento. Y estar ahí al lado se sentía aún más.
A mi también me atraen las norias, los autómatas y las tómbolas.
Un besote

Belén dijo...

Cuando era pequeña, siempre ibamos con mis padres en las fiestas, qué bien me lo pasaba!

Besicos

CarmenS dijo...

Sí, es como si todos los niños apreciaran el valor de las mismas golosinas, de los mismos tiovivos... sea cual sea su país.

Irreverens dijo...

No sabría decirte si me gustan las ferias. Creo que ahora mismo me supera su ruido. Pero está claro que de pequeña me entusiasmaban.
:)

Hay fotos buenísimas ahí, Raquel.

Raquel dijo...

Belén,
¿Qué nos pasa de mayores con ellas?

Irreverens,
pues sí, lo mismo: el ruido es agobiante.
Un besote

Raquel dijo...

Cecilia,
¡uy! que se me pasó contestarte...
La verdad es que una feria tiene muchas cosas compartidas entre muchas culturas, aunque con sutilezas, pero ahí están.

Alberto Medina Vieira dijo...

Hola Raquel, encantado de conocerte. Veo que tenemos dos cosas en común, al menos en apariencia; música y fotografía. Este reportaje es precioso, a mí que soy padre, me emociona por la parte que toca a los niños, a la melancolía de haberlo sido, los recuerdos de infancia, las emociones tan bien descritas...Es un placer.

Un beso.

Raquel dijo...

Alberto,
Hay cosas que siempre rozan esa fibra de la menlancoía, ¿verdad?

Por cierto, tu grupo suena muy bien.
Besos