Mañana y tarde he caminado la ciudad. Por gusto más que por necesidad. Junto a mí, mi queridísima amiga, y el paseo, alfombra para la mejor conversación
No hay tiempo que perder. Hemos caminado por algunos de esos lugares que las guías turísticas han convertido en representativos de la ciudad. Pero no pienso en eso cuando atravesamos el puente: el único destino de su alfombra es no tener destino. Ese es el capricho.
Me sorprende no ver a más gente por la ciudad a estas horas del día
Me gusta así, puedes mirar a lo lejos y volar más allá de las aceras
Tampoco hay turistas que achiquen las calles
Deben ser las fechas o tal vez que la gente utiliza la mañana para otros menesteres. Es por la cuando esas aceras se llenan y eludir a la gente se convierte en un verdadero esfuerzo, aunque más en las calles del centro. Un poco más allá, sólo los pájaros habitan el atardecer
Reconozco esa hora por su sonido y su vuelo. Sonrío. Todos necesitamos y buscamos uno u otro cobijo
5 comentarios:
Usted sabe reconocer las horas y momentos...
Y reconocer las necesidades de tener y dar cobijo.
Besotes, Dama Musical
¡Qué preciosidad (la ciudad y tú, digo)!
Minombre,
otros también me ayudan a reconocer todo eso. De veras.
Besote, mi sabio ingeniero
Dintel,
jolines, muchas gracias!
Es que teniendo una ciudad tan hermosa como la tuya, es fácil mirar por encima de las aceras, y caminar sin destino.
Feliz año, querida Raquel
... y mantener, ¡no sabes en cuántas ocasiones! en el pensamiento la idea de que cuando pueda, pasearé por aquellas calles, redescubiertas de tu mano...
Publicar un comentario