Encuentro la ciudad con esa intimidad que no tiene en el verano. ¡Tanto recuerdos de verano! Luz, días largos, noche tardías, calles repletas de conversaciones y murmullos. Todo se siente muy distinto ahora. Llueve
Salgo poco antes de que anochezca. El motivo navideño de este año es un árbol que decidieron hacer a semejanta del gigante de la Ciudad de México, aunque, afortunadamente, en dimensiones más reducidas
Estos motivos siempre me desubican.
Las luces empiezan a asomar poco después de las seis. Por supuesto, no falta el mensaje en lo alto de la grúa, el constante recuerdo de estas fechas
Así que agradezco el paseo con amiga T., la mirada tendida a otras calles por las que también otros pasean
La calma de los pasos contrasta con la conversación. No hay pausa. Hay que contarse, recontarse, inventar, volver a escucharse, contemplar, descubrir juntas.
Ya hay luces cuando volvemos a pasar por la plaza
7 comentarios:
Aprovechar el tiempo, exprimirlo. Mirar hacia todos los lados y no perder ni un fragmento de luz natural, artificial. Es preciosa, sí. Un beso.
Tengo ganas de volver por allá, pero esperaré a que pase el frío.
Abrazos.
Veo que estamos todos lluviosos. Aquí llevamos 3 días de aguaceros constantes. Ojalá fuera nieve.
:P
Esa es la plaza más hermosa del mundo. Lo siento por quien no opine así: está equivocado; no todo es relativo.
Alegría,
no perder ni un fragmento... sí.
Un besote.
Tawaki,
pero si estos pocos grados son nada...
Abrazos también para ti.
Irreverens,
me parece que vas a tener que volver a la montaña para vivir esa nieve. Hoy sigue lloviendo. Esperemos que los días nos den una tregua.
Besotes!
Fernando,
ja, ja, ja!!! Genial. Y efectivamente, no todo es relativo.
Mi estimada Salamanca. Añoro esa ciudad!
¡Y esos pinchitos de erizo!
Publicar un comentario