Despertamos a un Guanajuato hoy más vacío. Es domingo. La noche llenó ayer de gente las calles y aunque no participamos de la marcha, probablemente la hubo. Como en Salamanca, el espacio urbano despierta con lentitud en festivo
Vamos a desayunar a los puestos del mercado Hidalgo
Hasta un momento después de que empieza el cantito, no te das cuenta de que es por ti por quien las dependientas de cada puesto entonan la lista de platillos para que eligas su puesto. "Pásele güerita, tenemos enchilada, mole, huevos al gusto, café de olla, atole, menudo, enmoladas, pozole rojo, quesadillas, pásele, pásele..."
Todo pasa a tu alrededor, los vendedores que van llenando el corredo, las conversaciones, las dependientas iniciando su cantito cada vez que alguien pasa. Aparte de los puestos establecidos, también están los otros, el señor que vende café y te, el de pinole y semitas, queso, chiles rellenos y otros antojitos
El plan para hoy es caminar hasta la Alhóndiga y luego subir al Pípila
A pesar de que las subidas y bajadas se sienten en las piernas, merece la pena moverse por calles y rincones
Guanajuato fue importante durante la Independencia porque fue la ciudad hacia la que se dirigieron los insurgentes desde Dolores. La Alhóndiga de Granaditas se construyó entre 1797 y 1809 durante el gobierno de Juan Antonio de Riaño para almacenar granos y semillas que abastecían la región y para el control de su comercio. Fue aquí donde el ejército de insurgentes obtuvo su primera batalla el 28 de septiembre de 1810. Murieron cientos de españoles que se habían refugiado en la Alhóndiga.
Del 14 de octubre de 1811 hasta el 28 de marzo de 1821, la edificación sostuvo en sus cuatro esquinas las cabezas de los líderes insurgentes fusilados en Chichuahua: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Jan Aldama y Mariano Himénez. Durante el resto del movimiento independentista funcionó como cuartel realista y hosptial para los heridos de guerra. Al terminar la Independencia se utilizó como almancén, fábrica de tabaco y escuela
Antes de entrar, una música de banda nos reclama una calle más arriba. Subo y pregunto. La banda acompaña a una procesión que lleva la imagen del Sagrado Corazón
La preceden varios personajes disfrazados que parecen como si fueran de carnaval: un mariachi, un viejito de Michoacán, un vaquero...
Este es el tipo de cosas que me parecen únicas y que me llaman muchísimo la atención.
Entramos en la Alhóndiga, que también funcionó como cárcel desde 1864 hasta 1949, año en que la convirtieron en Museo de la Independencia
Entramos en la Alhóndiga, que también funcionó como cárcel desde 1864 hasta 1949, año en que la convirtieron en Museo de la Independencia
El gusto por los murales también aquú se hace evidente. El de la entrada, "Abolición de la esclavitud", lo pintó Chávez Morado en 1955 y representa el inicio de la conquista y periodo colonial, el movimento de Independencia encabezado por Hidalgo y la ruptura del sistema opresor colonial
En los salones del segundo piso hay varias exposiciones,
de sellos y figuritas prehispánicos, cerámica azteca y otras culturas de la zona del Bajío
Hay varias salas sobre la Independencia, otra con mapas antiguos y otra con fotografías del fotógrafo Guanajuatense Romualdo García (1852). Tuvo su estudio en la calle de Cantarranas y a él acudían personas de todas las clases sociales buscando ser inmoralizadas por el célebre fotógrafo.
Ésta me llama mucho la atención por esa señora que parece indígena junto a esos niños que parecen demasiado güeritos como para ser sus hijos
Ésta me llama mucho la atención por esa señora que parece indígena junto a esos niños que parecen demasiado güeritos como para ser sus hijos
También ésta del teatro Juárez y muchas otras de la inundación de 1905
Por supuesto que aquí tiene que haber una copia de la campana de la Independencia que se utilió en Dolores para llamar a los insurgentes
La explosión de color vuelve nada más salir, las calles empinadas y estrechas
Entramos a ver la casa-museo de Diego de Rivera, donde nació y donde hay una bonita colección de grabados, óleos, pinturas del periodo cumbista, apuntes para murales... No se pueden hacer fotografías así que, hay que entrar a ver el museo en la próxima visita a la ciudad
Seguimos caminando
para subir coger el teleférico y subir al Pípila, que asoma aquí y allá. No se sabe si es leyenda o si fue realidad. Se dice que el Pípila fue un joven minero que prendió fuego a la puerta de la Alhóndiga. A menudo se le representa con una gran losa en la espalda que se supone que le protegió de los tiros de los realistas que defendiían la Alhóndiga. La estatua se ve desde muchas partes
Subimos en funicular y la panorámica de la ciudad es espectacular
Ahí está el Pípila, muy querido y símbolo de la gente sencilla y humilde de Guanajuato que agobiada por la explotación del trabajo en las minas, el hambre y las carencias, se volvió en contra de sus patrones para formar parte de la toma de la Alhóndiga en 1810
Y ahí estamos en la foto en esos lugares en que la foto se convierte en emblemática
Al bajar, vamos hacia nuestro último destino del día, la mina de la Valenciana. Antes nos paramos a ver el templo de San Cayetano de Valenciana, una construcción de la segunda mitad del siglo XVIII que smandó construir Antonio de Obregón y Alcocer, primer conde de Valenciana y propietario original de la mina. El templo fue
financiado con las ganancias obtenidas de la mina que alguna vez fue una
de las más ricas y productivas del mundo.
Fue construido con cantera o piedra rosa. Las frontal y la lateral son excelentes ejemplos del barroco mexicano. Nunca llegó a terminarse: le falta la segunda torre del campanario y el reloj en el lado derecho.
Fue construido con cantera o piedra rosa. Las frontal y la lateral son excelentes ejemplos del barroco mexicano. Nunca llegó a terminarse: le falta la segunda torre del campanario y el reloj en el lado derecho.
Cuenta con tres retablos dorados que al parecer son uno de los escasos exponentes que se conservna de los
grandes retablos barrocos del siglo XVII
La portada lateral es impresionante y es un verdadero placer sentarse en los jardines y jugar entre mariposas y buganbilias
El convento adyacente está cerrado y no lo pudimos ver así que desde ahí,
caminamos hacia el poblado y la mina la Valenciana. Nuestro guía nos cuenta lo que fue y lo que es hoy, nos enseña la maquinaria que se utilizaba
y la devoción que los mineros tienen por la Virgen de Guadalupe, a quien le ofrendan pirita y otros minerales cuando salen del socavón después del trabajo
Desde allí se alcanza a ver la ciudad,
la Alhóndiga y el mercado de Hidalgo
También el templo, en la cima de una de las colinas que dominan la
ciudad y que se erige como un monumento a la inmensa riqueza
de la mina y la rica historia de la plata en el Bajío durante el periodo colonial.
Termino ya con una sencilla calle de esta ciudad que se siente como imán y a la que sería maravilloso venir para disfrutar de los conciertos durante el Festival Cervantino
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