Desde la carretera serpenteante y rica en curvas y estrecheces que va dede Peñacaballera a Lagunilla se puede ver Montemayor del Río, ahí al fondo, al final del valle. Con Lagunilla comparte su río, el Cuerpo de Hombre, y un largo trayecto de historia compartida.
Una más pequeña que la otra, aquella rica y la otra más pobre, el conde y el castillo allá, el arzobispo por acá.
Es siempre agradable bajar hasta Montemayor desde Peñas Blancas y recogerse en la quietud del pueblo, caminarlo, reconocerlo en sus tejados
y desembocar en su pequeña plaza
donde tanto ayuntamiento
como viviendas,
lucen blancos donde resaltan sencillos balcones en un curioso juego de intercambio entre lo más tradicional
o lo más minimalista
(si es que así se mira)
En esa plaza, como en muchas otras, sólo tienes que pasar unos minutos para darte cuenta de cómo se entrecruzan las vidas de muchos y cómo ese lugar pudiera facilmente ser una gaceta de noticias, a modo de pregón, de plena puerto riqueña o corrido mexicano.
Breves escenas te transportan
y hablan de vida. Lo mismo que las casas antiguas
que, cuidadas o no, ricas o pobres,
aún mantienen su porte,
Desde esa plaza hablas con unos y otros, con la señora que va a buscar agua a la fuente, al señor que te saluda y sonriente bromea diciéndote que vamos a desgastar el monumento con tanta foto y que al poco, cuando le dices que eres de la zona, te dice su nombre y te ofrece su casa para cualquier menester
Esa combinación de todo en estos pueblos de siempre, pueblos para vivir, habitados por su gente. Esa mixtura de todo lo que lo conforma
Antes de subir al castillo caminamos por aquí y por allá,
viendo asomar lo cotidiano, tal cual es
Iglesia y castillo aparecen un poco más allá
aunque una cerrada y el otro en obras no nos dejan ver su interior
Igual, los rodeamos y encontramos sus alturas, contrastes
y juegos
Parece que fue importante esta iglesia que hoy se ve abandonada
Siempre ese contraste en la mezcla también. Y esta calle
que insiste en quedarse en la memoria cuando ya nos vamos. Demasiado breve todo, casi siempre.
11 comentarios:
¡Qué pueblo tan bonito!
:)
O será que a través de tu mirada, todo se ve así de bien.
Besos de buenas (y calurosas) noches.
Qué ganas entran de ir, Raquel. Es un pueblo realmente precioso.
Un besote.
Hacía mucho que no paseaba por Montemayor.
Fantástica entrada, me ha encantado.
Y mi foto favorita es la de los cuatro hombres...a la sombra. Es una de las cosas que más me gustan en este mundo, observar esas escenas, que están contando tantas cosas...
Me chifla.
Besos, artista.
el rio se llama cuerpo de hombre de verdad?
las fotos son una maravilla.. había cosas feas también o todo el pueblo es así???
Hola mis chicas y anónimo. Ando trabajando estos días y no tengo tiempo de mucho. Pero os llevo conmigo allá a donde voy y me encanta eso de tener tan buenas compañeras de viaje.
La cámara selecciona pero la verdad es que Montemayor es bonito. No he sacado coches en las calles ni otra cosas pero tampoco me tuve que matar para elegir.
Las imágenes de nuestros mayores son realmente especiales. Vivirles también.
Las vistas del pueblo también son muy buenas. El castillo lo están rehabilitando. Con suerte el próximo año podré volver y hacer fotos o mejor, quedamos y vamos de turismo. Genial!!
Un beso graaande y con brisita para que temple un poco estas noches de muuuucho calor.
El tiempo se estaciona, para cargar con los dialogos humanos.
Es fantástico pasear contigo, bellisimas imagenes.
Un beso
Jorge,
eso que has dicho es muy cierto y precioso.
Magda,
un gusto hacerlo contigo. Sería bonito ver tu ojo de fotógrafo en ese paseo.
Un abrazo
Este no lo conocía, pero lo he sustraído pa mi blog, que lo sepas... ;)
y doy fe del reportage,es asi de precioso.en el vivi unos años,gracias por alegarme la vista y el espiritu.
un abrazo.
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