Como en las películas.
Somos personajes de un lugar y un tiempo. Las evocaciones y ser conscientes del lugar donde vivimos son una constante en nuestras vidas. Sabemos lo que es diferente, lo habitual, lo familiar, lo extraño. Interiorizamos lo habitual y lo que sale de la norma es lo que nos sorprende. En el día a día nos movemos en un espacio asumido como propio, predecible.
Para quien camina por el centro de Chicago día tras días, tal vez esto sea la norma
Yo que vengo muy de vez en cuando, reconozco el lugar, pero me faltan los detalles y lo miro todo como quien tiende a través de una nueva ventana.
Nunca hay luz en ese centro acumulado, detenido entre torres que compiten por respirar el aire más allá, un aire frío que en invierno araña como arista de cardo en sol de estío
Torres severas que desdicen el abrazo
y el ruido del tren que atraviesa la ciudad y la mantiene despierta
Como en las películas, los almacenes de Macy's en el centro, Starbucks como una constante en el paisaje de las ciudades del mundo, el chocante calor en las entrepuertas antes de salir a la gélida acera, las escaleras agotadas
García Lorca y su poeta en Nueva York, la vaca caída, el negro que pide, el que fuma, el que habla solo, todos con el móvil en la mano, quien pide, uno más, y otra realidad más allá rozando las líneas de otro universo sin pasos de tren
mientras la nieve cae despistada y los cristales se llenan de otros ojos
2 comentarios:
Será que tenemos una vida de película.
Comentando este post, alguien me dijo que es bueno sentir esa otredad para poder ser más conscientes del día a día. Um...
Publicar un comentario