Es sábado y aunque madrugamos, encontramos atasco al salir de la ciudad. Es puente y son muchos los millones de habitantes de la megaciudad. Cuando queda atrás, otro universo se abre y al acercarnos a Veracruz, otro comienza
Las carreteras comarcales marcan el pulso y los topes en las de los pueblos lo despiertan. Es imposible ignorarlos.
Vamos a Tlacotalpan, al Encuentro de jaraneros al que ya vinimos en 2009 y 2011
Vamos a Tlacotalpan, al Encuentro de jaraneros al que ya vinimos en 2009 y 2011
Como siempre, lo entretenido está ahí mismo, a cualquier lado del camino,
lo particular de cada instantánea hablándonos de formas y costumbres
lo particular de cada instantánea hablándonos de formas y costumbres
Son muchos los que vienen a Tlacotalpan para La candelaria. Varias fiestas coinciden dentro de este marco: unos vienen a correr los toros por las calles, otros a escuchar a los jaraneros y participar en los muchos conciertos y presentaciones de libros, CDs o DVDs, otros a escuchar a los grupos comerciales shows que el gobierno de Veracruz lleva y a quienes pagan cachés descomunales porque son los que utilizan para vender imagen y conseguir popularidad.
Hay más escenarios que en 2011, más grupos tocando, más presentaciones de material discográfico... Hay programas impresos y más información que nunca. Pero hay cosas que no cambian. Junto a las jarochas de blanco subidas a sus caballos y esperando a que la cabalgata salga,
la niña lava su taza
y el vendedor aprovecha la multitud que espera la cabalgata
Todo esto me dice que estamos en Veracruz. Es Tlacotalpan, es Luz de Noche y más que nada, es volver a ver y compartir con los amigos,
es un mundo de mundos y momentos
Ahí van las otras niñas con sus vestidos de fiesta, su porte, su estilo
ahí los músicos
y el silencio lleno
Tal vez ya le hayan contado a esos niños el por qué de esos caballos, de los vestidos blancos, la peineta, la mantilla. Tal vez ya sepan que las tradiciones no son fijas, que todo cambia y que la herencia cultural se sostiene en pilares reconstruidos por manos sabias a veces, engreídas otras.
A fin de cuentas, la fiesta es como cada uno la percibe.
Antes de que de comienzo la música, otro silencio y otra luz se sostienen
Y la música da comienzo. Pasamos por la plaza Doña Marta para escuchar a mi queridísimo Kevin Leyva Trujano tocando requinto con Son Blanco
y de ahí vamos a La casa de la cultura Agustín Lara para escuchar la presentación que Estanzuela está haciendo de su nuevo disco
Mucha gente se me ha ido quedando enredada en el recuerdo y en el corazón en estos años de andanzas por festivales mientras hacía el trabajo de campo para mi tesis. Ahora es un buen momento para dar las gracias a quienes de una u otra manera me ayudaron en esta parte del Sotavento. Rafael Vázquez fue una de esas personas. (Si quieres conocerle, búscale tocando la leona a la derecha de la imagen.)
La noche se despidió con Los cojolites, que también estrenan disco
Del fandango no hay fotos. Es mejor vivirlo sin cámara al hombro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario