No me gusta cambiarle cuerdas a la mandolina. Cuando tengo que hacerlo, para no quejarme mucho, siempre pienso en quienes tocan bandola y en las 14 cuerdas que tienen que cambiar
Como con muchas otras cosas, la recompensa llega después, el sonido nuevo y la vibración más completa.
6 comentarios:
Pues no te hacía yo a ti especialmente perezosa... ja!ja!ja!
Por cierto, ahora que lo pienso... ¿y la pobre arpista?... solo espero que no tenga que encordar toda un arpa a a la vez si no... pobrecilla.
Bicos ;-)
Pues sí, no lo había pensado (¿quizás porque las cuerdas del arpa duran más que las de la bandola?)
El lado positivo de cambiar cuerdas es que es una de esas tareas en las que puedes estar vagabundeando mentalmente miestras la haces.
Un beso y disfruta el puente largo. Qué suerte!
Precioso instrumento. Merecerá la pena vencer la pereza seguro.
Yo como la música la hago con otras cuerdas, y esas no se pueden cambiar...
Besitos/azos.
por eso las tienes que cuidar
Quien no se consuela es porque no quiere. Fíjate en el que pintó el Titanic y lo que le duró.
Pues sí. Tampoco había pensado en eso. Muy bueno
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