Sí, es miércoles, y e lago que tan en calma parece descansar en esa luz y ese sol de este otoño gentil y generoso,
ese rincón inesperado de solitarios que tal vez, como yo, se sienten arropados y convencidos por ese momento incanjeable en el que hagas lo que hagas, todo parece formar parte del tejido sencillo que se está bordando sin esfuerzo. Miro a esta chica y, como muchas otras veces estos últimos días,
pienso que me cuesta mucho escuchar música mientras hago cualquier otra que me exige concentración. Pero no debe ser lo más común porque cada vez veo a más gente con iPod como prenda indespensable del vestido cotidiano, en todo momento y lugar.
Más que nada, me quedo anclada en esta imagen y sus dos farolas,
en cada una
una gaviota
que impasible parece posar. Esperan a mi lado. Esperamos juntas. Cuando me alejo, ellas se quedan en ese cerco de vida y yo, unos pasos más allá, entro a formar parte de otra realidad, otro vuelo, otra conversación que me acompañará casi hasta el final del día. Ya en casa, mucho después, escucho música.
6 comentarios:
Aquí ha caído un tormentón de impresión.
Me pasa exactamente igual que a ti. Soy incapaz de escuchar música cuando estoy haciendo cosas como leer, estudiar... Estoy of del mundo ipod. XD
Besitos/azos.
Es un lugar que emana paz y tranquilidad.
Saludos
Coincido con Eifonso en la apreciación... aunque ya conoces mi admiración por tu "ordenada" y "limpia" y "verde" ciudad.
Por mi parte, sí soy capaz de leer, trabajar... incluso estudiar con música. Recuerdo que me llamaron la atención en la residencia de estudiantes donde vivía en Santiago (de Compostela) porque escuchaba música rara (cuando estudiaba Arte Medieval me ambientaba con música medieval... y les parecía rara, claro) .
Mariano, uno de los sitios donde realmente escuchando música es en el coche, me encanta, aunque la calidad no sea maravillosa.
Eifonso, sí, momentos y lugares así emanan mucha calma. Wisconsin y Madison son bonitos pero a mi me falta la viveza de los paisajes españoles, su desorden, su variedad. Pienso en vuestra Galicia, en toda la cornisa Cantábrica, en mi sierra de Béjar, en las planicies infinitas de Castilla). Hay algo ahí que me conmueve y que no puedo explicar muy bien qué es. Pero no me quejo de eso porque, ya que vivo en los USA, mejor que sea en Madison donde nadie aguanta al presidente de este país.
Banderas, seguimos tramando para construir el lugar perfecto.
A mí me pasa lo mismo, Raquel: cuando escucho música, escucho música. Y cuando leo, leo. Y me temo que si estuviera en ese sitio miraría el paisaje y miraría el paisaje. (Como mucho, tomaría un café y miraría el paisaje)
Besos
Yo tampoco soy de iPods ni nada parecido. Hace años que vivo envuelta en silencio. Lo necesito. Y para escuchar música, como tú, en el coche, o como es debido: en un concierto.
:)
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