Sí, esa época del año en la que empieza a gustar recogerse, regresar al calor de la casa después del paseo sin detener el paso, el frescor del aire, la tibieza de después. Olor a hojas secas por el camino, humedades escogidas en rincones que ellos mismos parecen proteger, rincones transparentes en su intimidad.
Aún ese verde y esa frescura de otro momento y otra estación. Me cuentan que en otros sitios hace mucho más calor. Ya avisaron que el año iba a ser uno de los más cálidos, que El Niño y el calentamiento global era una combinación más que poderosa.
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