Después de la nieve comenzó la lluvia, lluvia helada que hace daño en cuanto te roza. Ya de noche, la luces reconstruyen otra realidad en espacios mínimos
y ambiguos
Calles casi vacías,
salimos con cuidado y navegamos por algunas en las que apenas si se puede pasar porque aún no las han limpiado. Nieve pesadísima y húmeda.
Hoy el sol sigue sin asomarse. (Me dicen que en otras partes luce espléndido, regalándose sin reparos.) Probablemente, como ayer, el día se arropará en la quietud de lo opaco.
Miro por la ventana. Como si fuera la escena de hace unos días -aunque ahora con nieve-, la ardilla gorda vuelve a su atalaya y otea, inmóvil
Luego baja por el camino que ya sabe
Sí, la quietud de lo opaco. Probablemente.
6 comentarios:
Te ha quedado una entrada nada opaca.
Fotos preciosas y un texto íntimo, de chimenea para protegerse del frío.
Besitos/azos.
Ahora entiendo por qué la ardilla está tan gordica: guardó pa los fríos que tenéis ahora.
Me resulta curioso cómo, aunque las fotos son tan frías, el conjunto produce una gran sensación de calidez.
Besotes, artista.
Que lindo todo! :O
Mariano, gracias. Siempre es bonito tener tus comentarios.
Un besote
Leo, esto mismo dije yo. Con razón está tan gorda, necesita guardar para cuando no haya.
Gracias preciosidad!
Iller, gracias. Ahora voy a hacerte una visita
Gotas que se clavan como alfileres. Prefiero una nieve menos agresiva, a pesar de su aliento gélido.
Un beso
Yo también. Fue inusual porque no suele pasar que nieve y poco después llueva de esa forma.
Ahora (martes a las 3 de la tarde aquí) está nevando de nuevo, suave y algodonosa ahora, la que te gusta
Un abrazo
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