Siempre es bonito estar en el pueblo. Hay silencio al despertar, mucho por las noches. Es un silencio acogedor.
Bonito estar aquí, aunque los días siempre pasan demasiado deprisa, las horas como parpadeos. Siempre algo que hacer y cuando no, el estar juntos ya es perfecto.
El abuelo construyó tres casas, una para él y la abuela y otras dos para sus hijos. Las tres casas estaban juntas, un jardín común en la parte de atrás.
Durante muchos años vivimos en esas tres casas, hasta que papa y mamá decidieron construir un espacio para cada uno de nosotros. Se mantuvo la estructura original y se levantaron otras tres viviendas. Ahora tenemos un apartamento cada uno y eso nos ayuda a estar juntos a la vez que tenemos independencia.
Nos buscamos. A veces hasta tenemos que planear lo que vamos a hacer a lo largo del día para que nos de tiempo a hacer todo lo que se nos antoja hacer juntos.
Excepto del paseo, no tengo fotos del resto de lo cotidiano. Vuelvo a llevaros por caminos que ya conocéis
Bonito estar aquí, aunque los días siempre pasan demasiado deprisa, las horas como parpadeos. Siempre algo que hacer y cuando no, el estar juntos ya es perfecto.
El abuelo construyó tres casas, una para él y la abuela y otras dos para sus hijos. Las tres casas estaban juntas, un jardín común en la parte de atrás.
Durante muchos años vivimos en esas tres casas, hasta que papa y mamá decidieron construir un espacio para cada uno de nosotros. Se mantuvo la estructura original y se levantaron otras tres viviendas. Ahora tenemos un apartamento cada uno y eso nos ayuda a estar juntos a la vez que tenemos independencia.
Nos buscamos. A veces hasta tenemos que planear lo que vamos a hacer a lo largo del día para que nos de tiempo a hacer todo lo que se nos antoja hacer juntos.
Excepto del paseo, no tengo fotos del resto de lo cotidiano. Vuelvo a llevaros por caminos que ya conocéis
El cielo de hojalata de hoy abre por fin alguna ranura por donde la luz se cuela dibujando las siluetas de su contraluces
A estas horas todavía se pueden ver los campos de la bajada a Extremadura aunque
los colores de atardecer ya asoman
Vivo este paisaje entre dos estaciones, invierno y verano, ramas copiosas o vacías, verdes o marrones. Es época de robles
y castaños desnudos sobre su alfombra de hojas caídas o erizos abiertos
Vamos hasta la zona que llaman “Al agua el medio” pero hemos subido por un camino distinto. Podíamos haber dado más rodeo pero esta imagen se convierte en imán
y el resto del paseo es así,
con esa luz entre girones y un cielo juguetón
Desde el sendero se ve el valle y aunque la foto no pueda ser testigo,
hasta se alcanzan a ver los campos de olivo. La imagen tampoco es testigo del olor a brezo y retama. Por eso, cuando ya la luz se adormece
nosotros también nos fundimos entre su silencio.
Luego asoman otras luces
2 comentarios:
Suspiro.
Y una sonrisa al escucharlo
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