viernes, enero 29, 2010

Recibir

Olores, colores, memorias en sensaciones, formas o ruidos son, entre otras muchas cosas, declaración de la personalidad de un lugar. Muchas cosas en Ciudad de México son testimonio de su idiosincracia y de ésas, muchas son emblemáticas del país.
¿Cómo pensar en México sin la fabulosa ingeniería técnica y humana que se mueve alrededor de las tortillas?

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Nunca la frecuencia con la que pueda ver algo le resta disfrute a la experiencia. Y siempre el contraste duplica el placer de estar a finales de enero en un lugar donde poder respirar aire templado, escuchar insectos en el aire, caminar bajo arboles florecidos

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o dejarse empapar por el periplo de las buganvillas

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Eso y la frescura que la diferencia despliega sobre las rutinas

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8 comentarios:

isobel dijo...

Me encanta, si es que no paras, un besito rico rico

Fernando García Pañeda dijo...

Esa es la palabra que definen las imágenes: frescura.
Abrazos fresquitos.

Irreverens dijo...

Pero, ¡bueno!

¿Otra vez en México?
:O

Este año no te vas a saturar de nieve madisoniana, eh.
:D

Pues nada, nada. Aquí nos apoltronamos para disfrutar de tus paseos por México.

Besotes

banderas dijo...

¡Vaya cambio!... de clima, de colores, de calores... si es lo que yo te decía de tus viajes... que no sé cómo te puede extrañar un retraso en un vuelo, por muy largo que sea.

A disfrutar del calorcito, los insectos y las flores en los árboles!!

Bicos ;-)

dintel dijo...

Las hacen con cal, verdad?? Las tortillas, digo.

Raquel dijo...

Isobel,
ay! es que el invierno es muy largo en Madison.
Besitos para ti también

Fernando,
¿tú crees que será por la diferencia?

Irreverens,
sabes que te llevo conmigo.
Besotes

Dintel,
sí, con cal. El invento surgió cuando hace miles y miles de años alguien combinó el maíz molido con polvo de piedra caliza. Algo así.
Es básica en Centroamérica.

Banderas,
de verdad. Los cambios de colores y clima... impresionantes.
Te contesto después de varios días de este post, y ya en Madison.
besos

Fernando García Pañeda dijo...

No sé si será la diferencia, que a lo mejor no es tanta: tengo varias lectoras mexicanas en el blog, y no veo tantas diferencias de pensamiento y de padecimientos de la idiosincrasia nacional ;)
Pero alguna sí que hay, y puede que sea esa el origen de tanta frescura.
Encantado de tu retorno, Raquel.

Raquel dijo...

Sí, efectivamente, no mucho a nivel de pensamiento. Me refería a la diferencia de formas y costumbres.
Un abrazo