Cómo me gustan los días largos de verano, la luz insistente desde temprano, las horas recortando su propio vestido para darse sombra
Me gusta que sean las ocho de la tarde, quedar debajo del reloj porque así lo dice la tradición, y caminar
a esa hora en la que las piedras también se adornan
Cómo me gusta el arrullo del reencuentro, la sonrisa abierta,
las calles preparando otras luces
para ser noche
2 comentarios:
Aiiiiii, y este sí que ha sido un suspiro del alma.
Salamanca por la noche, cuando todavía hay más gente del lugar y menos de afuera... un suspiro, sí.
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