El verde llega desde otro campo, un poco más al sur
Desde esa parte del camino se llega a ver un poco de la Sierra de Francia.
Aunque suene a tópico, es siempre especial volver a Lagunilla, no sólo por haber nacido allí sino por todo lo vivido en ese pueblecito en medio de robles y pinares, retama y olivos, esquinas, chimeneas
Llegamos a media tarde. El pueblo duerme su siesta, se mueve con lentitud.
Huele a tarde de verano.
Ahí el color, el aire, el canto de los pájaros, el verde en los árboles, el guindo desparramado en su fruto. Hay fuente también. Vamos al Molino a buscar agua. Antes, éste era uno de los lavaderos del pueblo
Ahora está quieto, detenido, lleno del agua de su arroyo, junto al castaño que en esta época también se vierte en sus candelas
Hacemos el camino de vuelta al oscurecer. Dejamos atrás El Cerro
Y nuestra destartalada pero maravillosa carretera con esos puntos que tienen toda una historia de recuerdos y juegos de niñas
Dejamos atrá El Puerto también y ya en la general, nos movemos con un sol de atardecer
que juega
entre planicies
0 campos de encinas
7 comentarios:
Belleza de imágenes salamantinas Raquel,la piedra, la cantería, esos parajes llenos de encanto natural y fresco.
Gracias por entrar en mi blog, os dejo mi trino amigo por este primer año entre vosotros.
Un abrazo amiga.
Parace que el verde te sigue...
;)
Besicos
que gusto disfrutarte con tiempo, un besazo
Ahora entiendo porqué usted es asi!
Nació en medio de en medio de robles y pinares, retama y olivos!
Maravillosa mezcla!
¿Había viñedos?
Besotesssssssss
Ya estás de nuevo por aquí. Me encantó la Sierra de Francia. Me gusta leerte.
Gracias por estar conmigo.
Ahora mismo sólo puedo conectarme en un ciber. Ya os contestaré con calma la próxima semana.
Un abrazo
¿Cómo llevo tántas entradas perdidas? ¡Blogger, no me actualiza tu blog! ¡Y ahora veo, que incluso has estado en la playa, aunque no haya sido la mía!
Uhmmm. Un beso.
Publicar un comentario