miércoles, septiembre 03, 2008

Cinco minutos

Es bueno salir a tiempo de casa un poco antes de la hora, dejar cinco minutos para imprevistos. No llegaron a ser cinco minutos lo que tardé en entrar al parking pero sí un ratito: esta persona

dejó el coche demasiado lejos de la maquinita para recoger el ticket. Lo intentó cuatro, cinco veces, seis veces. No miento. Lo intentó con ese mismo gesto una y otra vez

y esa frustración de no llegar "por los pelos" (nunca mejor dicho) a recoger el ticket.
Después de un rato se le ocurrió que podía abrir la puerta y acercarse a la maquinita de otra manera. Había varias formas de resolver la situación y él optó por esa. Por fin cubrió los escasos milímetros que le faltaban y recogió su ticket

Había parado el coche por completo y tardó en volver a ponerlo en marcha.
No me impacienté. Había salido de casa cinco minutos antes para poder presenciar esto y dejarme asombrar tratando de no pensar mucho en cómo había sido ese proceso, lo que nos va en cada intento - especialmente cuando se nos resiste conseguir lo que queremos- y cómo nos cuesta a veces llegar a soluciones que parecen obvias.

Es bueno salir a tiempo y de paso, llevar la cámara de fotos a mano. Siempre asoma algo nuevo. Atravieso ese puente que cruza University Avenue y me doy cuenta de cómo ha cambiado la ciudad desde que llegué. Sí, hay cosas que permanecen, como la W que cuidan y hacen florecer, visten y desvisten con cada estación

Pero hay mucho que cambia, como el nuevo edificio de la escuela de negocios (gemelo del que construyeron hace unos seis años y muestra de la cantidad de dinero y privilegios que reciben algunos departamentos)

o el gigantesco bloque de apartamentos que acomoda a nuevas generaciones de estudiantes

Recuerdo muy bien los edificios bajos que tiraron para construir ese bloque. Desapareció el restaurante, la oficina de correos, la fotocopiadora, el banco, el otro restaurante con su pequeño jardín, el cine. Dentro de poco me habré acostumbrado a este nuevo paisaje y sólo el recuerdo me dirá que fue diferente. Para quien lo haya conocido así por primera vez, la esencia estará ahí.

Debe ser ese poder del tiempo.

13 comentarios:

JESUS y ENCARNA dijo...

Gracias, Raquel, nos acercas lo cotidiano de la vida a tantos y tantos kilómetros...
Petonets
Encarna

Anónimo dijo...

....Cada uno pone en marcha sus neuronas como puede.
En todos los sitios hay gente original.

Mariano Zurdo dijo...

La primera parte de tu entrada me ha recordado a mis descotidianidades pero en su versión gráfica, XDDD
Besitos/azos.

leo dijo...

Pues a mí me ha hecho mucha gracia: es lo típico que, cuando no llevas prisa, es un gusto presenciar y divertirte. Sin maldad, claro, porque ¿a quién no le ha pasado algo parecido? Puede que no hayamos tardado tanto en encontrar una solución, pero...
Siempre atenta, Raquel. Me encanta.
Besos.

winfried dijo...

Mira Raquel no te puedes quejar, terminaste viendole las piernas al tipo.. jejejeje

dintel dijo...

Creo que he perdido la paciencia por ti, sólo con leerlo... ;)

Raquel dijo...

Encarna,
ese cotidiano es lo que tenemos.
Besos

Asun,
efectivamente, como dirías tú. Me asombró ver que no llegaba y no llegaba, y que lo seguía intentando una y otra vez de la misma manera. Creo que me llamó más la atención más porque le vi con tanto tatuaje en los brazos que asocié tatuaje con determinación, capacidad para resolver algo. En fin, todos somos muy diferentes.

Mariano,
sí, sí, sí, justo eso.

Leo,
pensé en cosas que me han pasado y con las que lo único que puedes hacer es reir.

Winfried,
¿verdad? No era mi tipo pero mira, comprobé mi poder mental con el que le decía que se bajara del coche y que recogiera el ticket de una vez por todas ;-)

Dintel,
tal vez hubieras sonreido. Me sentí un poco mal por él aunque, al fin y al cabo, era yo la que miraba y la que componía toda la historia. (¿Te suena?)

Un abrazo para todos

belenmadrid dijo...

jajaja qué buenas fotos! no se dio cuenta de que le estabas fotografiando?

Irreverens dijo...

¡Si es que a veces nos obcecamos, y de qué manera, jajaja!

Los cambios en la ciudad... sí, es una sensación extraña esto de ir experimentándolos.

Besotes

Raquel dijo...

Geminisdespechada,
lo curioso es que ni de eso se dio cuenta porque ni mirar para atrás o de medio reojo. Ja ja!

Irreveresn,
y no veas cómo nos obcecamos.
Una sensación extraña. Otra cara de la temporalidad.
besotes también para ti

elita dijo...

A veces me pregunto qué es lo que hace que a la mínima de cambio nos pongamos tan nerviosos ante algo que es tan ínfimo. Cinco minutos de una vida no es nada, ¿por qué no disfrutarlo?
Me encanta tu manera de ver las cosas y de saberlo transmitir. Ágil objetivo.
Besitos.

Anónimo dijo...

jajajja...me río con el tipo del tiquete...a mi me ha pasado, pero por supuesto que al primer intento abro la puerta y me bajo.
jajajja
¿ será cultural?
¿ o un asunto "de género"?
jajja

Raquel dijo...

Elita,
un beso para ti también.

Julia,
pues claro, a mí también me ha pasado más de una vez. Lo curiosa era la insistencia y el hecho de repetirlo una y otra vez de la misma manera.