Todas las ciudades contienen varios mundos, muchos círculos sociales, varias ciudades en una. En algunas es más evidente que en otras pero en todas, varios universos conviviendo. Nos movemos de uno a otro de forma consciente o inconsciente dependiendo de la frecuencia con lo que lo hagamos. Nuestros trabajos, los amigos o los hobbies probablemente muevan las piezas que nos llevan de aquí para allá. Y todo es parte de lo que asumimos como personas. Las barreras (sociales, económicas, culturales) existen, pero somos nosotros quienes las agrandamos o empequeñecemos.
Si algo me gusta de ésta época en Madison es su Festival de músicas del mundo,
cómo la ciudad se mueve de un escenario a otro, sentir cómo la música combina mundos y enlaza lugares y círculos. Sea aquí o allá, en el teatro, en la terraza o en la calle, el festival da cita a muchas personas.
Ya estaba contando con ir a escuchar hoy al grupo Zazhil, un grupo que toca son mexicano pero no de forma tradicional sino en fusión con otros estilos musicales. No los he oido nunca en directo pero sí en grabaciones. Además, conozco a dos de ellos y compartimos amigos comunes en México y aquí. (Hay círculos que en los últimos años y por bonitas coincidencias se han ido acercando más y más).
Hace tan buen día que doy por descontado el ir hasta Williamson Street en bicicleta. Quizás sean unos 15 kilómetros pero es todo llano y el carril bici me lleva allí directamente.
Sí, Madison también es ésto,
el tren que alquila vagones para diferentes usos, desde venta de artesanías a espacio para oficinas. Y es ésto,
un rincón de olvidos y viajes particulares, pescadores enamorados de su deporte, el arte de la abstracción y la espera, la sensación.
Es el lago en días de sol y ratos de ocio,
el banco que dice estar en el lugar preciso
y el paseo que recorre el lago Monona y bordea al centro de convenciones,
en toda esa parte donde los nuevos bloques de apartamentos has sustituído a las casas bajas y le han dado una fisonomía más urbana al centro de la ciudad
Ese paseo en el que confluyen mundos
y que desemboca en una de las calles más carismáticas de la ciudad. Carismática, digo, por ser una especie de marcador de identidad, porque decir Willy street es decir diversidad, espíritu libre, hacer y deja hacer, ser políticamente correcto, hippy, liberal.
Ahí es donde están los escenarios del festival esta tarde
y Madison también es eso, espacios con gente sin códigos etiquetados y con la sencillez que enlaza mundos y edades,
músicas que no reconocen barreras
y un algo común
4 comentarios:
Parece una ciudad en la que es agradable vivir, muy variopinta y con grandes espacios abiertos, algo que en Europa se echa de menos.
La música rompe barreras, especialmente si estamos predispuestos a ello. Que lo disfrutes.
Un abrazo.
Vaya! que interesante ciudad!
Ojala pudiera viajar mas :)
A disfrutarlo, pues.
Además, parece que el tiempo climático está de vuestra parte.
:)
Un besote
Tawaki,
los espacios abiertos se agradecen mucho. Como en todas partes, hay cosas que no funcionan pero así son las ciudades en las que nos tocao elegimos vivir.
Sí, las barreras desaparecen cuando no las queremos.
Un abrazo
Amets,
ya se te irá dando. Tiempo al tiempo, vas a ver.
Saludos
Irreverens,
sí... una gozada de días.
Besotes
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