las noches de caminar entre estrellas y escuchar la oscuridad, los atardeceres de incomparables contrastes
Verano es Salamanca y sobretodo, casa, Lagunilla, silueta atemporal anclada en el tejido de la memoria y a la vez, en lo inesperado de cada día,
cuerpo de mujer, esencial, profunda
Demasiado rápido cuando al pensar el tiempo parece escaparse con más rapidez.
Por eso, al recoger estos momentos, me entretengo en ese espacio entre lo vivido y lo creado, lo real, y lo imaginado, el hueco en el que el recuerdo y la percepción de futuro convocan el presente, un paseo más, un atardecer más, un mar de sensaciones desde los sentidos, lo corpóreo, la piel impregnada de sonido, olor y tierra, ese cielo, esa luz, esa imborrable huella interior
y no siempre nuestra mirada es puede mirar de frente y con tanta plenitud la luz fuerte de nuestros destinos