lunes, diciembre 31, 2007

Noche

Cerramos un año, inauguramos otro

¡Vida!

domingo, diciembre 30, 2007

Pensé en…

Pensé en Nina, su mano grande y cercana, su amistad,

en Celeste, su tierra, sus gentes,

en Tawaki y sus paisajes precisos e inmensos,

en Mariano, su talentos y sus soledades,

en Leo y su búsqueda,

en Sir John y sus inquietudes, su otra pregunta,

en Banderas y sus rincones, su calidez siempre presente

en Viguetana y su pasión de latitudes de altura y montañas gigantes,

en Diarios de Rayuela y su expresión perfecta,

en Julia, su fortaleza y su sabor a vida y tierra

sábado, diciembre 29, 2007

Debe ser

Debe ser cierto que las cigüeñas no emigran. Éstas parecen no tener prisa, en su nido sobre la chimenea y con la sierra nevada al fondo

(Cigüeñas en Béjar)

(Explico)

(Estoy teniendo problemas para conectarme estos días. De vez en cuando, hasta las fotos me juegan malas pasadas y aparecen más grandes de lo normal.)

viernes, diciembre 28, 2007

Otros caminos

Hace un año ya escribía este cuaderno de bitácora. Quienes me leen desde entonces ya saben de los rincones de este pueblo del sur de la provincia de Salamanca, entre la Sierra de Béjar y la de Francia, en una zona que para muchos es desconocida y que no entra dentro de las rutas turísticas de la provincia.
El pueblo ha ido envejeciendo y perdiendo habitantes. En las escuelas hay muy pocos niños. Pocos son los que se quedan. Esa es la realidad. Para muchos es un lugar de veraneo. Para otros, el lugar a donde vuelves siempre que puedes.
Lagunilla, como pueblo, no es espectacular. No ha mantenido una unidad en la construcción de las casas, en la recuperación de lo viejo, la remodelación de calles o plazas. Pero sus alrededores son un lujo para quienes les guste caminar y perderse por montes que juegan entre sierras, campos de castaños, robledales, tierras de pinos, olivares. En cada punto cardinal, un horizonte.
Siempre hablo de paseos, de lunas, de amanecidas, atardeceres. Algo en la naturaleza que me recoge o me eriza por dentro. Y la puesta de sol de hoy ha sido un verdadero regalo. No sé que foto utilizar, no pude decidir. Subo demasiadas, que me perdone quien no tenga banda ancha ni conexión a 5 megas. Necesito deciros esto

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Al otro lado, como si la paz te abrazara con otro tono y cadencia, el adiós del día es así

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miércoles, diciembre 26, 2007

En el paseo, nuestros caminitos

Recuerdo muy bien las navidades del año pasado. Hizo muy poco frío y los paseos de por las tardes fueron largos y tranquilos. Hoy salimos a caminar a paso rápido. Aunque no lo parezca, el aire es frío. Esta luz cálida engaña un poco

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Pero disfruto cada paso y cada lugar de encuentro con estos paisajes que a cada tramo del camino cambian y te desnudan con su sencillez y belleza

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Sí, este es nuestro camino de ahora,

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sus árboles vivos, tus manos

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Vamos hacia la zona desde donde se ve el comienzo de Extremadura. Me alegra encontrar este letrero

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y que, aunque todavía quede algo de chatarra

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la vereda ya no sea ni escombrera ni basurero.

A un lado los campos, al otro la bajada de los olivos y el cerco de la sierra más a lo lejos

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y otro de nuestros caminos

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martes, diciembre 25, 2007

El pueblo en hoy

El pueblo parece cambiar poco y con lentitud. Tal vez sea tan solo que los cambios pasan más desapercibidos. Se construye alguna casa, alguna calle se arregla, lo más viejo y abandonado se va deteriorando lentamente.
Camino por lugares de siempre, lugares que sientes con los ojos cerrados, que escuchas y reconoces sin ni siquiera tener que prestar mucha atención. ¿Será que la vida también se desliza con más lentitud en estos lugares pequeños donde casi todos nos conocemos y nos vemos envejecer, donde el parecido te sitúa en una u otra familia, donde se pueden contar los que nacen y los que mueren?
Cierta languidez hoy, cierto silencio, un algo detenido

Incluso la sierra nevada al fondo parece formar parte de esa quietud,

los otros tejados y chimeneas que siempre me transportan a otro tiempo y lugar

aunque tiempo y lugar sean aquí y ahora.
Al ver esta imagen recuerdo parte de la conversación de la sobremesa acerca de la pobreza y el abandono que esta parte de España sufre, el contraste con comunidades más ricas que por recursos naturales o estrategias políticas tienen mucho más. Siempre la historia es más compleja de lo que parece pero por una u otra razón, ésta es una de esas zonas—y de esas comunidades—que parece haberse quedado anclada en un pasado cuyo futuro carece de lucidez, iniciativas, ayudas. Aunque no me gustaría perder estos tejados, estos trozos de ladrillo y recovecos,

sé que no vendría mal alguna ayuda para algún que otro proyecto que ayude a revitalizar el pueblo; y que también nosotros
unamos esfuerzos.

lunes, diciembre 24, 2007

Despertar

A esta luz, estos tejados, esta niebla de media mañana

los robles de invierno,

el sonido de los campanillos de las ovejas,

el pastor caminando en calma junto al rebaño,

la luna de la tarde

y su descender

sábado, diciembre 22, 2007

No es un día más

Vuelvo a pensar en lo diferente que se siente la ciudad en verano y en invierno. Camino para reconocerla, para que no se me olvide, para escuchar los murmullos de sus piedras. No es un día más. Lo reconozco todo pero lo miro con mirada nueva y trato de escucharlo con atención,


recoger sus encantos

Los adornos también dicen que es navidad


No es un día más. Caminar y estar con vosotros lo hace especial,

Además, hacía mucho que no veníamos por aquí

Me da pena ver esto

pero te veo tan guapa y me siento tan bien contigo que me consuelo

Echo de menos nuestras conversaciones, nuestros paseos, el pasar tiempo contigo, el que estando a tu lado me dejas entender un poco más de mi, aprender algo más de mis formas, encontrarte y saber que me gusta ese encuentro

Nos despedimos. Un tramo de viaje más, un ultimo trayecto para llegar a la otra casa, a ese pueblecito más al sur, ese rincón de acogida que vive desde siempre muy adentro. La luna al llegar, silencio, árboles desnudos que tienden sus ramas a un cielo clarísimo, silencio. Casi escuchas respirar de la noche vestida de invierno, quieta. Mucho silencio y un calor único.

viernes, diciembre 21, 2007

Salamanca, una bienvenida

¿Cuantas horas de vuelo? ¿Y para qué contar los pormenores de viajes largos en los que te tienes que armar de valor para que los inconvenientes sean los mínimos, tal vez dormir un momento y así poder pasar de un día a otro mientras el reloj de los países te dice que son siete horas más? Llegan las maletas, eso sí, a pesar de esa conexión en la que no sobra un minuto, a pesar de ese aeropuerto de Londres que se lleva la palma en esperas y demoras, larguísimas colas, confusiones, falta de información y amabilidad escasa. Tres horas después llego a Salamanca. He querido mantenerme despierta en ese viaje por carretera, ver la sierra, si hay nieve, cómo el campo, qué color, por qué ese algo nuevo o viejo en el camino. Pero el cansancio me vence y sólo despierto cuando la ciudad asoma. Al instante reconozco los mil ángulos de sus perfiles, esa silueta inconfundible de la catedral,

el puente y sus transeúntes


Me esperáis a la llegada. El abrazo. Tan emocionante. Continuamos la conversación de ayer en ese abrazo de cerca que es único, imposible de reproducir.

El café prolonga la conversación, recoger el pulso de las cosas, entender la mirada y su tiempo.
Luego salgo para encontrarme con mis amigos. Ya es de noche. Igual reconozco esas piedras, el aire, el olor, la luz de siempre, el dorado. Estas calles, su tacto, su celo, sus iglesias

y paseos


Camino. Escucho esas jotas tan marcadas, las eses tan pronunciadas, el pretérito perfecto de mi dorada Salamanca en sus noches de invierno, las calle de subida, sus andares

Me extraña tan poca gente pero tal vez sea el frío. Pienso en las noches de verano y lo distinto que se siente ahora la ciudad. Dejo La Clerecia a un lado, La Casa de las Conchas al otro. La iglesia de Los Dominicos aún borda su silueta en el cielo recien oscurecido. Cigueñas en lo alto. ¿En esta epoca del año? Si, me dicen que ya no emigran porque no hace frío y porque encuentran comida.
Niños jugando, niños jugando al balon, grupos de amigos en los portales, señoras de bolso y abrigo, abrigos y bufandas en todos, en muchos, ese aire señorial, estirado, contenido, el ruido y los sonidos en los jugando, luz amarilla, calles empedradas, esquinas y rincones. Luego mis amigos, los niños músicos, el recibimiento, la calidez que siento infinita, el hoy conectado al ayer. Noticias, novedades, cambios, hilos encadenando lo vivido en la ausencia.
Los escucho tocar y esa música me tranquiliza, me ayuda, me dice una vez más que soy afortunada por tener estos amigos, esa forma de ser de todos que me deja ir y venir, entrar y salir, el que me quieran, que les quiera. Luego, más tarde, cenamos juntos y después jugamos al futbolín y nos reimos más que nunca porque siempre esas risas parecen ser las mejores. Hoy volvemos a soñar y a hablar de nuevos destinos, siempre hay algo nuevo, una realidad viva y, aunque a veces no lo parezca, muy llena de esperanza para todos.
Regreso a casa y camino sin prisas. No hay blancos sino reflejos dorados entre estas piedras y farolas que recrean un hermoso camino. No quiero que ese momento termine, ni la noche, ni el día.