Parece ser día de volver a hacer, de repetir pasos y reconocer caminos. Volvemos al museo de antropología para terminar de ver las dos salas que nos faltaron ayer. Volvemos a caminar calles lluviosas mientras buscamos la librería de la universidad para comprar alún libro que sólo se puede encontrar ahí. De paso encontramos pequeños tesoros de viviendas,
que quizás llamen la atención por estar entre otras muchas que realmente pasan desapercibidas.
Volvemos a pasar por el centro,
y camino de uno de nuestros restaurantes favoritos de estos días, volvemos a pasar por la catedral con sus amarillos y festones
También hoy llueve y hay que cobijarse bajo los portales, como esta mimo
que toca su contrabajo cuando alguien le da una moneda. Cuando no,
calla y permanece inmóvil
Mimo. Música y su silencio. Comienzo y final. Entender el espacio. Comprender el momento.
Luego partimos hacia México y el atardecer nos encuentra por el camino
Llegamos de noche a la gran ciudad. Vemos las luces de sus muchos kilómetros de extensión, el enorme traje de china poblana con sus lentejuelas brillantes parpadeando silencioso desde lejos. De cerca es otra cosa. Ahí vamos.
2 comentarios:
Siempre me da pena pensar que alguién que ha tenido que estudiar tanto para aprender a tocar el bajo acabe haciendo de mimo en la calle. No lo encuentro tan bucólico como parece.
Dintel,
esperemos que lo haga más por gusto que por necesidad
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