Esa pequeñísima hoja es parte de un atardecer que asoma vital mirando de abajo hacia arriba
y sutilmente escoge sus rincones
Hace poco comentaba que me gustan mucho estos días largos y cálidos porque cuando termino de trabajar, todavía queda un rato de luz. Es como robarle al día un rato más de sus maravillosos hilos, recogerlos y echártelos al bolsillo para tejer un algo más, lo que sea.
Son las siete y media y todavía tengo una hora antes que se haga de noche. Cojo la bicicleta y sin pensarlo mucho voy hacia al Arboretum.
Todas las sensaciones vuelven de nuevo. La memoria es ese tesoro que a cada uno nos pertenece y las sensaciones son así, algo que las provoca y el tiempo que traspasa métaforas de presente y pasado para subirse al tren del instante.
El perfume de las lilas todavía se siente pero ya son pocas las que quedan. Un poco más allá, el tramo de carretera cubierto de árboles y humedad, casi oscuro, penetrante. Y ahí está el lago Wingra, sus juncos
y sus pájaros en un concierto infinito a estas horas del día. Ahí está, uno más, ¿te acuerdas?
y el sol pidiendo su descanso, el agua tejiendo sus cinco,
tal vez diez minutos de pasión
Así es.
Luego todo parece quedarse en calma por un momento
y ni siquiera esta silueta rompe el equilibrio
que magnético te lleva
Así es.
Ahí, eterno y fugaz el momento
Sigo camino y termino mi ruta junto al puente del parque
No quiero salir de ese pequeño recinto por el que he venido y decido regresar por donde he venido ahora que ya vuelvo a recordar todas las cuestas y cómo economizar energías.
(Tengo que comprar gafas especiales para cuando salgo en bici, esas que no dejan que los mosquitos aterricen en los ojos).
11 comentarios:
jajaja jajajaja, me río con el final. Sí, debes comprarlas pronto porque es muy incómodo...
Me ha encantado el relato que acompaña las fotos. Éstas, son como siempre, extraordinarias... Me gusta tu forma de mirar... La imagen de los juncos, sublime... las tres...
Un beso que planea por el viento... hasta llegar a ti.
¿... y la música...? Si te canso, pasa...
Llega con fuerza el buen tiempo a esas tierras. Con qué pujanza florecen los jardines y los bosques.
Aaah, ahora veo la serie entera.
:)
Ver a un pato deslizarse por el agua me da una paz tremenda. Qué curioso, ¿no?
Y lo del pajarillo encima de ese árbol desnudo es increíble. ¡Pero si parece la misma foto que el año pasado!
:O
Que hermosas. Disfruto tus colores
Raquel, siempre te digo lo mismo: ¡cuánta belleza! Me parece increíble que sepas plasmarla de ese modo. Es un regalo.
Olá Raquel, belas fotografias...Espectacular....
Um abraço
Alegría,
de verda, me acribillaron los bichos.
Sé que soy pesada con los segundos movimientos. Esta vez el del concierto de violín de M. Bruch en sol menor.
Cecilia,
llega con pujanza. No sabes con cuánta. Y qué gozoso es.
Irreverens,
sí, estos patos... El color estaba así, con esos dorados de sol.
El pájaro, ¿te acuerdas? El año pasado me asombré de la coincidencia. Ahora ya me imagino que siempre debe pasar y que ese árbol desnudo es el del cortejo. Sus cantos, preciosos.
Un besote
Magda,
gracias! Cuando puedas, cuéntame de tu mudanza.
Besos
Leo,
sale a veces así. En estos años que llevo leyéndote creo que he llegado a percibir los cambios en tu forma de escribir. Últimamente, cada vez me gusta más tu forma de sintetizar y de extraer la esencia de algo.
Fernando,
gracias.
Un abrazo
Ah Raquelcita: "y el sol pidiendo su descanso, el agua tejiendo sus cinco,tal vez diez minutos de pasión" con los sonidos del silencio de los juncos y otras plantas acuáticas!
besotes
Mnsah,
un ratito de paz y calma con esas fotos. Ojalá te llegue un poco.
Besotes
eterno y fugaz el momento
Veo pizcas de eternidad en las fotos y en las palabras.
Un saludo.
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