Hoy ensayamos un poco más temprano que ayer. Seguimos trabajando en los temas que por la tarde vamos a tocar. Nuestra presentación es sobre las 5:30 y planeamos el día a partir de ahí. Entre el ensayo y preparar todo para llevar al sitio del festival no queda mucho tiempo libre.
Es bonito llegar a la finca de Ruitoque de día, una finca enorme donde se levanta la carpa, el escenario y las otras facilidades del festival. Todo está bastante organizado. Desde que llegamos hasta que tocamos, nos da tiempo a perdernos entre verdes y sutiles colores,flores
Asombrosa la riqueza de esta vegetación, agua, calor y humedad haciendo florecer todo constantemente
Nos da tiempo también a escuchar a músicos ensayar aquí
y allá
haciendo tiempo hasta que les llegue el turno
Nos da tiempo a hacernos fotos
y a tener la ansiedad que siempre se tiene antes de subir al escenario. Nerviosos por la espectativa del público, porque venimos de fuera y les llama la atención y llena de orgullo que toquemos esta música, que en el grupo haya un colombiano, una española, un mexicano y un turco, porque la familia del colombiano del grupo está toda aquí y hay una emoción especial. (Recuerdo lo intenso que fue tocar en Salamanca y en México con Sotavento. Especial).
Una vez arriba, en el momento en que empezamos a hacer la prueba de sonido, sabemos que todo va a ir bien, que el ingeniero de sonido (el otro músico del grupo y de quien mucho depende) sabe lo que está haciendo
Todo va, el sonido es bueno, nos escuchamos bien y el público se emociona por la música. Los comentarios que hacemos les tocan de cerca. Hay una Colombia, la que se conoce por los secuestros y los problemas que el narcotráfico genera. Y la otra, la hospitalaria, la de la gente encantadora, gente linda, como ellos dicen, la que te acoge y vives como si a ti también te perteneciera. Así se ofrece.
Luego, después de recoger todo y hablar con unos y otros, vuelves a ser público y a escuchar a los grupos que hoy cierran el festival, el grupo Macondo con el maestro "Colacho" maestre
y sus buenos músicos en las voces, los tambores y las gaitas,
a Niyireth acompañada de Sandro en la guitarra y Juan Carlos en el tiple
a Gerardo Rivera acompañado por los hermanos Coy
Mucho talento y mucha creatividad. Asombroso el virtuosismo y sutileza de los hermanos Quintero en el requinto y el tiple. Los había escuchado ensayar por la mañana y también después de que nosotros tocáramos. La misma claridad y limpieza de ejecución en el ensayo y en la presentación. 14 y 18 años. Asombrosos
Pero tampoco se queda atrás la músicalidad y fuerza del grupo La Séptima
Los dos últimos grupos que vimos crearon tal entusiamos que pareciera que fueran las dos de la tarde del primer día. Espectacular el grupo NVoz
¿Cómo es posible que cinco voces llenen el espacio de tal manera que pareciera que estuvieras escuchando a una orquesta completa?
Lo mismo con El Cuarteto Colombiano de clarinetes y sus arreglos de música colombiana (cumbias, porros, mapelés y por supuesto, lo andino)
Vimos a bastantes grupos pero faltaron muchos más que no pudimos escuchar, especialmente los grupos de niños que tocaban al comenzar el festival a las dos de la tarde.
Lleno e intenso. Así es el Festivalito Ruitoqueño.
1 comentario:
Olá Raquel, belas fotos e naturalmente boa musica....Espectacular....
Beijos
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