A los aeropuertos colombianos hay que llegar con tiempo porque la seguridad y los controles que hay que pasar son tediosos. Son las particularidades de cada país y es mejor conocerlas para que no te pillen por sorpresa.
Vimos despertar el día en Bucaramanga. Dejamos la ciudad con lluvia y mientras subimos al aeropuerto veo pasar los recuerdos de estos cuatro días, la música, los lugares, los momentos y, por supuesto, las personas.
El regreso no lo hacemos por Bogotá sino por Panamá. El vuelo es de poco más de una hora. Nos hubiera gustado ver el canal desde el aire pero no, no asoma. Aunque un cielo de estratos entre mar y nubes nos sorprende
A un lado los rascacielos de La Ciudad de Panamá, al otro el mar jugando brillos
con el río en él desembocando y esculpiendo en la arena
Aunque parezca que Colombia está ahí cerquita, tener que hacer tantas conexiones convierte el viaje en una odisea de todo un día (o toda una noche como a la ida).
Antes de llegar a Huston comemos una granadilla para despedirnos de Colombia. Habíamos comido otra el sábado, el día que papá Rueda va al mercado a coprar la fruta. Se acordó de cómo disfrutamos la primera vez que probamos esa fruta de apariencia sospechosa pero de exquisito sabor
También compró pitahaya, la otra fruta que se nos quedó grabada en la memoria por su sabor aromático y su textura
Son esas cosas las que te llevan de un lugar a otro, las que te hacen olvidar horas de vuelo, esperas y prisas. Eso y la fuerza de la vivencia, el recuerdo de después, la riqueza que todo eso trae.
Ya en la carretera de Chicago a Madison pienso que ha merecido la pena. Un atardecer sencillo nos acompaña y nos dejamos ir con la luz del día
Hace rato que oscureció en Bucaramanga.
5 comentarios:
¡Ay, el blogroll, no me había actualizado tus entradas! Acabo de acceder, por si acaso, y me he empapado el viaje, prácticamente entero, y la vuelta. Siento como si hubiera tenido la oportunidad, de hacer una pequeña parte de ese viaje... Me encanta, como siempre, porque logras transmitir la esencia de lo que vives... Te he podido ver, tocando el violín... ¡Aaayyyy, ya hoy, me he cargado de visiones bellas, sedantes y estimulantes a la vez...!
Un beso de gracias...
Pero, Raquel, vamos a ver: ¿tú cuántos brazos y ojos tienes, mi niña?
Has viajado hasta Colombia, has asistido a conciertos, has conocido gente, has hecho turismo, has realizado un concierto, has sacado mogollón de fotos, has colgado en tu blog varias entradas y bien largas todas, y ya estás de vuelta a casa y sin despeinarte.
:O
Alucino contigo. Y con todo lo que nos cuentas/transmites.
Ojalá en el mundo hubiera más personas como tú.
Un besote (desde mi castigo particular, jajaja!)
Desde la frescura del renacer llevo viajando por América a través no solo de las fotografías sino ese vehículo todo terreno que son las palabras que las acompañan.
Ha sido un maravilloso viaje Raquel, gracias por compartirlo!
Fantástico de veras.
Un abrazo
Colombia es muy bonita. Mi Mama es de Medellin, y en realidad es una de las ciudades favoritas mias. Tambien he visitado las ciudades fronterizas entre Colombia y Venezuela, Cucuta y Maicao.
Kisses
Me encantan las frutas exóticas.
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