Escuchamos la lluvia al despertar. El cielo está totalmente cubierto y no parece que vaya a despejar. “Ni modo”, como aquí dicen.
Miramos ese mar que se antoja enfurruñado y cerrado
Y emprendemos la marcha. Vamos a Papantla, donde queremos desayunar para luego subir al Tajín, a 5 kilómetros de esa ciudad que tanto me suena porque los Voladores son originalmente de allí, de Papantla.
Llueve todo el camino. Dejamos atrás plantaciones de plátanos, naranjos, pueblecitos destartalados en los que no faltan los puestos de comida junto al camino, los vendedores de fruta y mil cosas más.
En Papantla, incluso sin sol ni mucha luz, casas,
plazas
y calles
ponen sus acentos.
En El Tajín, después de sortear a vendedores de chubasqueros y paraguas, entramos al sitio arqueológico. Decidimos ver el museo por si Tlaloc decidiera ser vehemente y mientras mandara acallar la lluvia.
Esta es la maqueta del sitio,
un lugar impresionante de cultura Tajín, que en un principio se pensó que fue Totonaca pero que luego se descubrió que tuvo influencia Huasteca en sus orígenes. Tajines, huastecos, totonacas, aztecas… En muchas ciudades se repitió esa historia. El vencedores siempre impone, el vencido paga tributo y pierde
El lugar es muy grande. Aunque sólo se ve una parte porque falta todavía bastante por excavar, lo que vemos nos asombra. Además, tenemos un guía muy bueno, Homero, que relaciona la historia del Tajín con esas otras grandes culturas de mesoamérica, Teotihuacán, Chichén Itza, Palenque, etc.
Caminamos a pesar de la lluvia
Recorremos progresivamente las areas públicas, religiosas y políticas de la ciudad. Entramos por la parte donde se hacía el mercado, enfrente de esta pirámide
y junto a esta otra
Una de las particularidad de las pirámides son sus nichos. Hay quienes dicen que ahí colocaban ídolos pero parece que no se ha llegado a probar tal teoría
Caminamos por las calles empedradas del Tajín con sus sistema de drenaje
Nos entretenemos bastante en alguno de los muchos juegos de pelota que se han encontrado en El Tajín. El juego de pelota fue muy común en toda mesoaméricas. En cada cultura tuvo un objetivo diferente pero su constante presencia apunta a su importancia a nivel ritual y religioso
En el juego de pelota, los jugadores sólo pueden tocar la pelota de caucho con el codo o con la cadera. Se trataba de hacerla pasar por un aro colocado en cada una de las paredes laterales entre las que la pelota botaba. Algo así como si fueran dos frontones entre los que la pelota rebotaba
En esta estela se puede ver muy bien el significado del juego de pelota en El Tajín, el jugador que ganaba era inmolado, lo cual era un honor porque significaba llegar al inframundo, allí donde algunos dioses habitaban
En la parte religiosa vemos este impresionante templo
desde el lugar donde se hacían adoraciones y sacrificios. En ese templo hay una estela con la imagen del Tajín, que lleva el bastón de mando y el símbolo del trueno y del rayo. Tajín significa relámpago en totonaca
Siento particular el color negro de la piedra. Es por la humedad
Pero en su momento, cada edifcio estaba cubierto de estuco pintado de un determinado color. En esta pirámide
se puede ver lo que queda del revestimiento azul
El Tajín no construyó una pirámide sobre otra en sucesivas etapas. Respetaron las que había y contruyeron nuevos templos-pirámides, como la Pirámides de los Nichos
Aunque parece que muchas de las estructuras del Tajín tienen nichos, esta pirámide tiene 365 y cubren los cuatro lados del edificio. Tal número puede que se refiera a los días del calendario solar aunque se cree que el proposito principal de este numero de nichos no era tal.
2 comentarios:
Sin palabras!!!
;-)
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