Hace 25 años que nació Sirinx, la escuela de música donde también nació y creció este campamento de música que hemos ido mimando y refinando a lo largo de los años. Siempre tratamos de buscar lugares en el campo, albergues que tengan los espacios que necesitamos pero también árboles y cielos con estrellas por las noches para poder respirar. Y aunque el espacio físico es importante, el alma de la E.V.E somos todos nosotros, niños y profes, esa rueda que mencioné ayer, esa caja de Pandora en la que el arte de la creatividad, la imaginación y la improvisación modelan el trabajo que hacemos. Es algo que no viene dado y que de forma natural parece surgir con esa suerte de coordenadas justas.
Hoy despertamos al ritmo de un día "normal". La música ya suena en todo el albergue y mi primera foto es para mis vecinos de cuerda
Este años somos un grupo más pequeño, 50 niños y 13 profesores. Ya os iré presentando a cada uno pero por ahora os diré que Juanfran enseña clarinete
y que cuando me asomo a su clase,
escucho que están hablando de cómo ajustar la afinación, mantener el sonido, encontrar sonoridades para crear este o aquel otro acorde aumentado o disminuido
Me gustaría desdoblarme para poder estar en cada clase, escuchar a los demás, saber cómo el sonido vibra y se recrea en cada instrumento, entender los detalles, la técnica, la manera, el gesto. Busco eso mismo en ese otro gran instrumento que es la orquesta
y me quedo un rato escuchando, mirando a quien me mira
Nuestros días son largos. Es difícil recoger en imágenes o describir muchos de los momentos
Por la mañana hacemos la parte fuerte de las actividades musicales y por la tarde, esas otras actividades en las que las manos se convierten en artesanas
y se mueven con la fluidez que muy bien conocen cuando se encuentran agusto
Esas manos hacen que el rato de los talleres sea especial y nos ayudan a construir sikus,
a hacer pirograbados,
a esculpir piedra,
a hacer marionetas, amigos imaginarios
y papiroflexia
Bueno, a mí todo esto me parece maravilloso
2 comentarios:
Para mi todo ésto es magia.
Me encantaría enseñar a niños.
Besotes
Igual que mi nombre sabe a hierba, todo esto me parece mágico. Los niños, la música, este tiempo, no robado, sino añadido al verano, para el aprendizaje... Me parece precioso, Raquel. Y consigues transmitirnos tu disfrute a través de estas fotos.
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