Apenas si tengo tiempo estos días para poder dedicarme un poco más al blog. Estas tres últimas semanas han sido especialmente complicadas porque al trabajo de cada día, le hemos añadido los talleres que cada año hacemos en diferentes escuelas de Milwaukee. Hoy ha sido nuestro último día por este año, dos sesiones en dos escuelas del sur de la ciudad, en el barrio. En Burdick volvimos a ver a Priscilla, una de las maestras de música con la que nos hemos encariñado a lo largo de los años, escéntrica maravillosa, apasionada con su trabajo. Hoy nos dice que los recortes también llegan a su escuela y que le ha llegado el momento de jubilarse con anticipo, que su vida es la enseñanza pero que esta es probablemente la última oportunidad para retirarse y recibir buenos beneficios. (¡Por lo menos!) El vacío que va a dejar es considerable. Su color y carisma seguirán sonando con fuerza, como hasta ahora
En Forest vivimos y sentimos eso, el barrio. Ojos negros, piel de cobre, una nueva cultura que emerge de las raíces de la latina que nace y crece en Estados Unidos, un mundo de largos y poderosos tentáculos
Esas fotos fueron las últimas del día. Las de por la mañana se me habían enredando en la claridad de la nieve y la confusión de tierra y cielo
Iba buscando el paisaje de ramas escarchadas de humedad y frío pero tardé en encontrarlo. Mientras, las granjas de campos líquidos
La fantasía de esa arquitectura de escarcha llegó un poco después. Caminando sus dominios te olvidas por un momento de todo lo demás, entiendes que hay realidades múltiples y que todo está ahí para recogerlo y vivirlo desde el lado positivo o negativo
Con Burdick y Forest cerramos el ciclo de este año. Tal vez esta escarcha de hoy sea el inicio del fin del invierno. ¿Será?