domingo, octubre 05, 2014

Up north, to Ashland




Es el primer fin de semana de otoño que hace frío y a pesar de haber querido ir al sur, vamos al norte, a Ashland. Son unas cinco horas de viaje por carreteras rectas que desembocan en un norte que parece infinito. Es la segunda vez que voy a una ciudad junto al lago Superior. La primera fue Duluth en 1991. Ahora es Ashland. Entonces era verano y el agua del lago estaba fría. Ahora es otoño y está mucho más fría. 

Ashland es una ciudad pequeña de poco más de 8.500 habitantes. Obviamente, no es el frío lo que nos lleva hasta allí, ni alguno de sus callejones



Tampoco el festival de la manzana que se celebra en la vecina ciudad de Bayfield (Bayfield Apple Festival). Paula y Mike


nos escucharon hace un año cuando tocamos en Praire du Sac y nos contrataron para que tocáramos en la serie de música de cámara de Ashland Chamber Music Society de la que ellos son parte.

Disfrutamos el concierto, la recepción, la cena. La noche tuvo olor a madera y chimenea.
Paula es artista y Mike ingeniero eléctrico. Ella sigue trabajando. Él está jubilado pero trabajando en proyectos que le gustan. Durante mucho tiempo vivieron en Madison y en Praire du Sac. Hace cuatro años se fueron a vivir Ashland, el lugar donde Mike creció. Construyeron una casa al lado de la cabaña familiar que ahora pertenece a su hermano



y que todavía conserva mucho del antes



Es por la mañana cuando nos damos cuenta de la belleza de todo el lugar, la generosidad de colores y altura




Damos un corto paseo por la carretera


y cruzamos la pasarela que Mike ha construído sobre tierras inundadas de agua


para llegar a la orilla del lago







Dicen que el lago Superior es uno de los Grandes Lagos que tiene el agua más cristalina porque por el frío no crecen algas.

Me gusta mucho caminar por las orillas, pisar la arena. Hay un cambio constante y siempre hay pequeños tesoros que asoman 




Selim camina más allá


y yo me quedo cerca del lugar de la fogata


buscando otras formas y tesoros




(¿Ves lo que yo veo?)

Demasiado corto el paseo, el tiempo para disfrutar la orilla, el espacio, la transición

 

3 comentarios:

Tawaki dijo...

Tesoros de valor incalculable. ¡Qué ganas de volver por Norteamérica! Carreteras rectas, bosques, lagos, tranquilidad...

José Núñez de Cela dijo...

Qué maravilla!
preciosas fotos, un ambiente idílico y sumamente atractivo. (no me lo quiero imaginar en pleno invierno)+

Saludos (envidiosos) !

Tesa Medina dijo...

Si hubiera existido el Paraíso terrenal tenía que ser un lugar como éste.

Qué belleza, qué sosiego me invade viendo tus maravillosas fotos, Raquel.

Encuadras con delicadeza y haces que los detalles se integren en el encuadre con armonía, se nota que tu mirada tiene poesía y ritmo.

Muchos besos desde Madrid, hoy con un otoño de 24 grados y cielos azules.