No hemos salido temprano y la luz se nos escapa demasiado rápido,
pero ahí están los colores de invierno, los robles desnudos, las hojas caídas y el camino cerrado de hojas y helechos,
uno de los castaños milenarios coronando la orilla, sosteniendo el alma de la tierra
Pero sí, la noche llega demasiado pronto y el camino se nos pierde en ese rápido fragmento en el que el cielo le roba todo al suelo
y juega caprichoso para que otros sean protagonistas
Cerca ya del pueblo, de vuelta a casa