su fuerza, su permanecer, su raíz.
Su energía es un abrazo profundo,
un destino detenido en el momento en que te mira y te envuelve
y me miro desde adentro y desde fuera mientras reconozco el camino que desde niñas andamos, las ventanas que abrimos, los olores que nos orientaron y los puntos cardinales que nos nutrieron
Como ese árbol fuerte y sacrificado, dador, generoso y profundo, mamá sigue siendo nuestro punto cardinal, el alma de todos y de mucho. Tiene 92 años y su mente clara y su gran corazón la convierten en ganadora de cada día. Tenerla y poder vivir y compartir de cerca con ella es un regalo constante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario