El primer puerto de Buenos Aires se construyó a orillas del Riachuelo, el río que divide Buenos Aires de la provincia, desde donde se veía la boca del río de La Plata. Ahí nació el barrio de La Boca, junto al puerto. Fundado por italianos, la pobreza y la necesidad, madre de la creatividad, les ideó casas pequeñísimas que llamaron conventillos porque vivían tan apiñados y con tan poco como las monjas. Casas costruidas con desechos de cubiertas de barcos,
todos los colores valían;
casas en las que al menos diez personas vivían compartiendo una cocina y un baño
Ahora, La Boca, o más bien algunas calles en la barriada, se han convertido en un lugar para turistas. Así es El caminito, una calle multicolor donde en cada esquina hay una escena para retratar
Aunque para mi gusto demasiado estampada para la venta, hay que reconocer que el colorido y las esquinas sorprenden
Todo se ha recuperado y lo que no, se ha inventado de nuevo.
La zona restaurada del barrio es un verdadero espectáculo, escenario al aire libre donde hay músicos, donde bailan tango,
te puedes hacer una foto con él o ella por unos pocos pesos,
bailan samba
mientras recorren las calles pidiendo dinero
Restaurantes, puestecitos de artesanías o de los miles típicos: el mechero o el llavero con la bandera, el mate, la foto de los tangueros, el bandoneón, la farola de la esquina, el…
Como en muchos otros sitios turísticos, lo peor somos nosotros, los turistas. Llega un momento en quete conviertes en un personaje más que forma parte del paisaje de la calle
También recorremos otras calles de la barriada, calles un poco menos transitadas por turistas
Las imágenes y detalles para fotografiar son interminables.
Hoy nos movemos hoy de un sitio a otro de la ciudad y recorremos bastante de la ciudad. Empezamos a hacernos una idea de la dimension de este gigante, su pasado, la riqueza de su zona norte, lo más humilde del sur, el lujo venido a menos, el que ahora se busca también, la intensidad de las villas de la pobreza donde ni la policía entra, la otra realidad de Buenos Aires
Al final del día, el recorrido ha sido largo, La Costanera desde donde vemos las aguas marrones del río de La Pata, el centro donde volvemos a ver la casa rosada, la catedral, el antiguo cabildo, caminar por San Telmo buscando la casa del bandoneón, cenar en Palermo. Los contrastes nos ganan. Hay que pasar tiempo en Buenos Aires
6 comentarios:
El hecho de que sea para turistas sólo le resta un poco de encanto, pero el colorido es bonito.
Lástima que el interior no se corresponda con lo que se ve desde fuera.
Un abrazo.
Qué preciosidad, Raquel. No podía imaginar que hay ese colorido en Buenos Aires: la imaginaba señorial, urbana, pobre en sus límites.
Habrá que añadirla a la lista de lugares visitables, grrrrrrrrrrr: interminable, utópica, lista.
Un beso grande.
Estos post bonaerenses requieren tranquilidad. Me los leeré por la noche en casita.
Besitos/azos.
Tawaki, ahora los conventillos han sido restaurados. Hay bares o tiendas. Igual, todavía se ve mucha pobreza en los que se mantienen tal y como debían ser entonces.
Besos
Leo, hay que añadirla a la lista (la mía sigue aumentando también, no creas). Los contrastes son mil, las zonas y barriadas también, igual que las apuestas que la ciudad está haciendo para darle vida a unas y otras barriadas. La Boca llama la atención por ese Caminito y luego por lo que tiene de mucho más pobre alrededor.
Besotes
Mariano, ojalá que los disfrutes. Yo ando disfrutando a tus personajes de La Tinta Azul de la Memoria.
Un abrazo
Fascinante recorrido visual por la capital de uno de los países que más ganas tengo de conocer y al que le tengo un cariño especial. Son preciosas las fotos. Las palabras, también.
Gracias abismo ínfimo. Es la primera vez que voy a Argentina, bueno... sería mejor decir a Buenos Aires, Córdoba y Cosquín. La verdad es que ha sido un viaje estupendo.
Un abrazo
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