¿Quieres venir conmigo?
Hoy el camino es largo, la compañía estupenda, la conversación moviéndose con el mecer del paseo. Pienso en Madison, en Salamanca, en los amigos, los contrastes, los parecidos, las cosas de cada lugar. Todo tan igual pero tan distinto también.
Como en Madison, los carriles bicis se convierten en pulmones de la ciudad, verde y vegetal rompiendo la dureza de las piedras
Caminamos por el discurre junto al río. Es media tarde y aunque parezca que hace calor, ese sol se agradece. Todavía no ha salido mucha gente a caminar.
Vamos juntas. Me dices lo agradable que es venir por aquí, tener al lado ese respiro
y las sorpresas que siempre asoman. Hoy son estas chicas pescando
o esta inesperada sesión de fotos en la que unos posan mientras otros tamizan el sol que por la espalda todavía puja
Caminamos despacio. Merecen la pena las pinturas del agua
o quedarse un rato entre los reflejos del puente en el que desemboca el sendero
Ahí donde termina ese camino, a la derecha, te encuentras de frente con La Casa Lis,
la torre de la catedral tras ella que desde determinados ángulos parece ser parte del conjunto
La luz de hoy me parece particular, el vidrio jugando con el azul y el ocre
A partir de ahí, en toda la subida, la torre de La Catedral Vieja asoma tras los tejados
y se convierte en constante. La ves mientras subes dejando atrás la calle Tentenecio
La vas buscando
hasta que la ves enmarcada por otro espacio
A su sombra se recogen quienes se sientan y pasan el rato
Una tarde más con otros compañeros de bancos y piedras, de plazas y paseos. Otros espejos de dorados también
antes de volverse para mirarla(s)
A partir de ahí ya todo es catedral y luces,
naturales o artificiales, a solas o acompañados, juntos o distantes
A partir de ahí, hora sí, ya es todo catedral
de abajo hacia arriba
antes de llegar a la Rúa para encontrar los últimos reflejos de luz sobre La Clerecía
y un poco más allá mirar otra vez hacia atrás verla con esa luz que tanto te gusta. Una vez más, sí,
como el dorado de la otra cúpula al final de la calle Meléndez
El paseo no puede terminar sin un gustoso final. Hace al menos un año que Dintel me dijo que fuera al Galatea
a tomar una tapa de erizo
Hay que fiarse de Dintel, tiene buenos gustos. El lugar es chiquitito pero a esa hora del pincho antes de cenar se va llenando de clientes que parecen ser habituales. Aunque nosotros no lo somos, creo que vendremos más de una vez. Esos erizos al estilo donostiarra se lo merecen, la verdad. ¿Quieres probar?
Al salir, la luz que viste las torres de La Clerecía es la que muchas veces recuerdo que le pertenece a estos días de verano de atardeceres tardíos
Luego oscurece y la silueta de la catedral vuelve a robarme atenciones
Al cruzar el puente sé que el día se despide con gusto,
el mismo con el que he vivido este paseo contigo, con vosotros.
8 comentarios:
¡Anda! Yo nunca he probado el erizo.
:)
Es cierto que estas fotos transmiten la misma paz que las que sueles hacer en la orilla del lago en Madison.
Todo tan particular, todo tan similar.
Besotes
P.S.: ¿Hasta cuándo andarás por aquí?
Olé, olé, olé, oléeeeeeeeeeeee. Qué envidia me das!!!
Luego te comento; voy con prisas, y tus entradas son para saborearlas, largamente... Un vistazo rápido, me ha permitido disfrutar de tu exquisita manera de mirar y de narrar...
Besos de hasta luego ;)
No me canso de ver fotos de Madison. Gracias por colgarlas.
ja ja!!! Dintel es una sibarita, hay que seguir sus consejos...
Besicos
Encarna
Gratos recuerdos en este paseo de la que siempre he calificado como la ciudad más bella de España. Debo de ser el único, pero así es.
Un abrazo.
Qué envidiable paseo.
Por cierto, tengo pendiente visita a la Casa Lis: ¿la recomiendas?
Gracias por compartir con tus lectores estos reencuentros veraniegos con el terruño.
Un abrazo.
Hace poco escribí una columna titulada "Sentir la Ciudad" donde, con palabras, trataba de explicar un poco el gusto que hay que sacarle al lugar donde vivimos que, aunque tenga problemas, tiene su lado bastante positivo.
Me interesa saber de lugares como Casa Lis; por lo que veo, hay zonas de navegación por Internet en el caso histórico. Y del erizo...pues, con todo respeto, paso (es que no me gustan los mariscos aunque mi padre te aceptaría encantado).
Me ha gustado el recorrido por Salamanca...¿no te gustaría hacer uno por Santiago de Chile, de modo presencial? O la Salamanca local, que no está tan lejos por tierra. Saludos afectuosos, de corazón.
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