Al sureste de Paleque está el valle del río Usumacinta, una parte del mundo maya que es muy diferente a lo que conocía de Yucatán. Es impresionante.
Madrugamos para hacer el viaje de Palenque a Lacanjá, el poblado donde está la comunidad lacandona donde nos quedamos. Realmente es transportarse a otro mundo. Estas son las cabañas en las que nos hospedamos
Enrique Paniagua, el patriarca de la familia Chankin (pequeño sol), es quien maneja el ecoturismo de esa comunidad. Hay varias comunidades alrededor de Bonampak que se dedican a lo mismo. Ellos son los que controlan el turismo que llega a Bonampak. Hay varios campamentos en los que te puedes quedar, todos muy cerca del crucero de San Javier, donde contratas un vehículo para que te lleve los 10kilómetros que hay hasta las ruinas. El conductor te espera hasta que termines la visita. Salimos hacia allá poco después de llegar
Ya desde que entras en el sitio, los impresionantes árboles parecen ser los dueños del lugar
Como estos últimos días, hoy también contratamos a un guía para enterarnos un poco más de todo. Chambor Kin (pequeña abeja sol) también empieza a contarnos algo de los árboles inmensos que vemos, el árbol de frijolillo, el amargoso, el del hule -del que los antiguos mayas sacaban el caucho para hacer, entre otras cosas, las pelotas para el juego de pelota-, el árbol de ramón.
El centro de atención de Bonampak está en los murales. A la entrada vemos el edificio que llaman XV
en el que se hay una estela muy deteriorada
y los restos de una tumba en lo que fuera un templo en el segundo nivel. Y seguimos hacia la gran plaza desde donde ya se ve el conjunto de edificios conocido como Acrópolis. En el edificio de la derecha es donde están los murales
Aparte de los murales, no se sabe mucho más de Bonampak. Parece que tuvo cierto poder después de 776, los años en los que mandó Chaan-Muan, el gobernante que aparece en las pinturas y que reinó dese 776 a 795.
Antes de subir hasta allí vemos las dos estelas que están en las escaleras y que representan a Chaan-Muan en diferentes escenas. En ésta,
una escena que veríamos unas cuantas veces como la vimos en Palenque, la representación del mandatario perforándose el pene para obtener sangre que luego sería ofrecida en un ritual para los dioses
En lo alto de la Acrópolis se ven varias estructuras que fueron lugares destinados para las ofrendas, para observatorios astronómicos y para meditación de los sacerdotes. Los dinteles de las entradas a cada templo son magníficos
Todavía se están descubriendo cosas como éstas
de las que no se sabe nada.
El templo de los murales es mucho más pequeño de lo que me había imaginado. Tiene tres cuartos a los que sólo pueden entrar tres personas a la vez
Las pinturas relatan eventos que tienen lugar de 790 a 792
El primer cuarto es el que mejor parece conservar los murales
Cuenta la cesión del trono al heredero de Hann-Muan. Las figuras y las descripciones se ven claramente, hay sacerdotes, nobles, músicos
Probablemente haya libros en los que se vean todos los murales restaurados, o que presenten todos los episodios con mayor perspectiva que la que aquí se puede apreciar. Pero es realmente especial poder verlo en la realidad
En el segundo cuarto hay escenas de batallas, de prisioneros, de guerreros, victorias, derrotas. Aparece la crueldad de las guerras traían, la tortura y muerte de los cautivos.
El tercer cuarto muestra un ritual llevado a cabo por el gobernate en su rol de chamán. Aparecen figuras que bailan, hombres con plumas gigantesacas y tocados, estandartes de color
Como otras veces, mirar la plaza es una hermosa
Caminamos un rato más entre los pequeños templo admirando los dinteles
y tras descansar un momento en estas escaleras
bajamos.
Ahí se queda el pequeño gran templo de los murales
en su impresionante espacio
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