Igual que nos sentimos agradecidos por haber podido llegar a ver Toniná después de una carretera de pocos kilómetros y muchas dificultades, anochoe agradecimos llegar a Palenque después de tres horas de viaje para 110 kilometros y con 184 topes. Los contamos. Están a lo largo del camino, sin aviso y muchas veces, en medio de la nada.
Nos quedamos en el centro de este pueblecito que ha crecido por las ruinas y el parque natural en que se encuentran. Los hoteles están en el centro del pueblo, junto al zócalo, o en el camino a las runias. Nos quedamos en el hotel Chan Kah, ahí donde se siente con fuerza el loco ruido de zanates justo antes del atardecer y donde ellos mismos te despiertan al amanecer.
A las 10 estábamos en el sitio arqueológico, a pocos kilometros del pueblo.
Habíamos planeado una visita larga porque hay bastante que ver. Empezamos por la plaza principal, donde está El palacio
Y el conjunto donde está El templo de la muerte,
la tumba de la Reina Roja
y El templo de las inscripciones,
donde se encontró la tumba de Pacal, la cual ya no se puede visitar. En la tumba encontraron un impresionante sarcófago con los restos del gran dignatario de Palanque. Desafortunadamente, la tumba ya no se puede visitar. En el museo del lugar hay una replica del sarcófago. Las joyas y ofrendas que se encontraron están en el museo de antropología de la Ciudad de México.
Muchos consideran Palenque como una de las ciudades mayas más hermosas, a pesar de que no es ni la más grande ni la más antigua. Pero su enclave en la parte inferior de la sierra de Chiapas y la delicadeza y refinamiento de su arquitectura y escultura la convierten en una joya particular. Nos dice nuestro guía que solamente el 2% del sitio ha sido excavado.
Junto al Templo de las inscripciones está el Palacio,
un gran complejo de edificios que se fue ampliando durante unos 400 años y que probablemente fue la residencia de los señores de Palenque, y un lugar de ceremonias. Nos entretenemos bastante en él
y recorremos habitaciones, pasadizos,
patios
Se conservan bastantes detalles en las paredes e incluso esculturas como ésta del Patio de los Cautivos
La torre con tres niveles se puede ver desde varias partes del Palacio,
Es un observatorio. Casi toda ha sido reconstruída y hoy en día no se puede subir a ella
En su base, como en otras partes, se puede ver el musgo naranja que nace en la piedra
Aunque no fuera ese el color, ayuda a pensar en el estuco que cubría los edificios y los colores que lo adornaban.
Desde el Palacio hay una vista magnífica de los otros edificios. Ahí está El templo de las inscripciones,
y ahí El templo del sol
Cuando dejamos el Palacio vamos hacia la plaza que reúne a otros tres templos. Éste es de nuevo el de Sol desde diferentes ángulos
En él todavía se conserva la decoración a base de monstruos cósmicos, lo cual significaba que los templos también abrían el camino hacia el inframundo.
A su lado está El templo de la cruz,
que se asienta sobre la pirámide más elevada de este grupo. La escena desde allí arriba es espectacular
y que con el calor y el sol, la subida realmente pesa
En El templo de la cruz foliada, el más deteriorado,
se encuentra un maravilloso mural
La vista desde allí también es impresionante
Seguimos luego caminando entre la selva. Muchos de los sitios que se van encontrando
compiten la jungla, que también es casa para monos aulladores;
y con plantas y árboles que a todas partes llegan
Aunque hayan dejado al aire lbre una replica y hayan llevado al museo el original, da gusto ver dónde se han encontrando este tipo de cosas
Ya casi para terminar la visita nos acercamos a ver el magnífico Juego de pelota
y nos sentamos un rato en El templo del conde
Mucha paz desde allí arriba
Luego nos despedimos del Palacio
y de los árboles
Aunque pequeño, el museo merece la pena. No sólo por la tumba de Pacal con su impresionante sarcófago
Sólo la tapa mide casi 4 metros de largo, 2 de largo y 25 centímetros de espesor. También sus inscripciones son dignas de ver,
Como otras cosas en el museo, glifos
máscaras que reflejan a la perfección los rasgos mayas,
o los originales de cosas que ya vimos antes en los edificios
Después de descansar un rato al final de la visita, regresamos al pueblo para comer. Ibamos a ir a Lancaja (en la sierra lacandona) para pasar la noche y poder ver Bonampak temprano al día siguiente pero varias personas nos dijeron que era peligroso viajar de noche hasta allí. Decidimos pasar una noche más en Palenque y salir al día siguiente. Nos encantó estar un rato en el zócalo con la gente del lugar,
Volvimos a escuchar a los zanates anunciar la noche, y nos sentamos a escuchar a los marimbistas tocar
Tocaron el danzón “Juarez”.
6 comentarios:
Merece la pena aguantar a los zanates solo por ver esa maravilla que es Palenque. ¡Espectacular! y me ha llamado la atención la poca aglomeración de gente que había. Así si se pueden visitar los lugares hermosos.
La mítica Palenque... qué impresión.
Me siguen hechizando los murales y los relieves.
Sigo acompañándote en tus recorridos. Si conservas esto, en años serás poseedora de un invalorable recuerdo.
Saludos
Debí suponerlo... Palenque no podría faltar en esa ruta maravillosa a la protohistoria americana... sigo gruñendo mi envidia cochina.
En fin... al menos hoy no llueve... es por lo de que no se consuela el que no quiere.
Biquiños ;-)
Gracias por el paseo. Tengo que ir a México, tengo que ir a México, tengo que ir a México...
Peter,
tal sea la época pero la verdad es que no ha habido mucha gente en los sitios donde hemos estado.
¿Sabes qué? Los zanates se callaron a las 6:29, exactamente dos minutos antes de que las campanadas del ayuntamiento dieran las 6:30. Alucinante. Ahí se quedaron, quietísimos en las ramas de los árboles.
Fernando,
¡sí! Especialmente cuando los ves in situ y te explican toda la simbología. Estuve en Palenque hace 19 años pero no recordaba la mitad, tal vez porque la memoria falla pero también porque siguen descubriendo cosas. Una preciosidad.
Viking,
estás con nosotros. Creo que tienes razón porque la memoria es traicionera.
Banderas,
¡Cómo hubieras disfrutado todo!
Besos
Marta,
tienes que ir a México, tienes que ir a México, tienes que ir a México...
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