En mi rutina, el desayuno es junto al zócalo,
en el puestecito del mercado donde el licuado de papaya tiene la cantidad justa de azúcar. A un lado, la señora que vende tacos, la carne tapada con el paño. Al otro, la que vende quesos. Un poco más allá, el chirriante y agotador soniquete de la máquina de hacer tortillas que necesita engrasar sus ruedas.
Antes de comenzar el cometido del día camino or el pasillo de los huaraches y cambio viejos por nuevos. Salgo por el lateral por si todavía están ahí los puestos de los sombrero. Parece que hay muchas cosas que se mantienen de la misma manera
El orden en los mercados es importante y también aquí tienen lugares fijos. El orden. Poco o mucho, ahí está el producto a la venta, el esmero en su colocación
Ahí la seriedad en la mirada, la distancia inicial
Gran parte del mercado de Altamirano está en un largo callejón. Caminas y caminas sin desviarte, sin ni siquiera salir a las calles trasversales que son extensión del mercado. Pasas por secciones de ropa,
de fruta,
de carnes, flores, zapatos... y por ese mismo callejón van pasando también los vendedores con sus carritos llevando aguas con sabor, nieves, frutas y otras mil cosas.
"Pásele, pásele güerita, qué lleva, qué necesita, qué me compra"
En ese callejón, cuando preguntas si puedes hacer una foto, unos te dicen directamente que no. Otros te preguntan que para qué. Si les dices que para tí, se encongen de hombros como diciendo 'pues vaya tontería'. Otros hasta te sonríe y te dicen 'claro que sí' y hasta un "que le vaya bonito, chula". Y tú la adoras por eso
2
- ¿Cuánto se tarda a Ajuchitlán?
- Una hora, doñita.
Subo a la combi. Hoy, como si hubiera comprado billete de primera, voy en el asiento del copiloto. Puedo disfrutar del camino más que ayer
Viajar en combi es toda una historia que contar por capítulos. Hoy debe viajar un grupo de conocidos porque las conversaciones no cesan en la parte de atrás. El gusto del conductor por las rancheras y canciones románticas es un poco más moderado que el del conductor de ayer. Además, el volumen hoy era tolerable. Siempre te sorprende un "bajo" en medio de la nada. Sólo algunos dicen "voy a bajar, por favor". Pagas cuando ya has bajado, con el precio justo o con más para que te den el cambio. Pocas veces preguntan cuánto es. Tuve que llamar a la única chica que se iba sin su cambio porque eran 8 pesos y ella le daba 15 al conductor. Las carreteras tienen topes y también otro tipo de tiempos,
otrotiempo
y contratiempos
Donde está este señor que acaba de atravesar la carretera con la mayor calma del mundo,
nos paramos para que baje un pasajero. Un coche pasa y casi atropella a un pequeño rebaño de cabras que pasan. "Ay, ay, ay, ya merito comíamos birria", dice el pasajero que acaba de bajarse.
"Qué animales más tontos hay en el mundo", dice el conductor con toda seriedad.
3
Voy buscando el Zócalo en Ajuchitlán del Progreso,
no sólo porque desde allí es siempre más fácil orientarse sino porque Natividad Leandro, El palillo, me dijo en Chilpancingo que si iba a Ajuchitlán le buscara ahí con la señora Jobita.
Camino la plaza pero no veo ningún restaurante que llevara tal nombre. Mientras hago una foto de la cúpula de la iglesia, oigo a alguien que me dice: "Sáqueame bailando güerita y lléveme allá donde vaya"
Ella es Juana Orozco y es de Zacahuaje, municipio de Ajuchitlán. Tal talante me encanta. Por supuesto que le saco unas cuantas, se las enseño y se ríe viéndose a sí misma
En ese rato fueron unas cuantas así, la señora Choni que me ayuda a encontrar el restaurante Mike que es realmente donde tengo que ir,
su niteo Getzael que se acerca a ver de qué estamos hablando,
la señora Mariquita que camina con lentitud y le dice a Choni que ya anda como pistolas,
la niña Lupita que feliz se mira en la cámara
o el niño Luis que con esa expresión de gigante me cuenta y me deja saber todo lo que necesito
Y así, preguntando y con suerte, llego a saber que El palillo estará allí a las 5 de la tarde y que mientras tanto, voy a ir a visitar al señor Chano Calderón.
4
Todo el mundo sabe dónde vive Chano Calderón, me había dicho Hugo Reynoso por la mañana cuando me vino a visitar. Efectivamente, al taxista no hay que decirle mucho más. Se baja del taxi, le llama para ver si está. Y ahí me siento con Chano Calderón, 91 años cumplidos
Desde el momento en que empieza a hablar me quedo prendada de sus formas y palabras. Le sigo sin pestañear, le escucho, le siento emocionarse cuando me habla de lo difícil que es ahora que su mujer ya murio, le oigo tararear melodías después y alegrarse también mientras recuerda y busca partituras que fueron significativas para él
Mírale y dime qué te evoca porque a mí me ha llegado muy adentro
Todo se queda callado por dentro cuando vuelvo al restaurante Mike a esperar al Palillo. Como en silencio y al terminar, la dueña del lugar se sienta a mi lado. La charla comienza. Poco a poco me doy cuenta de que es aquí donde el señor Natividad llega para tocar, para celebrar o para dar sus clases, y donde vive esta familia que se ha convertido por voluntad propia en su promotora cultural. Como Josafat ayer, la pasión por la música de Tierra Caliente se da por descontado.
Natividad Leandro, El Palillo, sí se acordaba de mí. Nos sentamos a platicar
y luego toca alguna piezas, algún son, algún gusto
No soy la única que escucha encantada. Galileo y Jobita, dos de mis inesperados anfitriones, me acompañan y hacen que todo fluya
- ¿Cuánto se tarda a Ajuchitlán?
- Una hora, doñita.
Subo a la combi. Hoy, como si hubiera comprado billete de primera, voy en el asiento del copiloto. Puedo disfrutar del camino más que ayer
Viajar en combi es toda una historia que contar por capítulos. Hoy debe viajar un grupo de conocidos porque las conversaciones no cesan en la parte de atrás. El gusto del conductor por las rancheras y canciones románticas es un poco más moderado que el del conductor de ayer. Además, el volumen hoy era tolerable. Siempre te sorprende un "bajo" en medio de la nada. Sólo algunos dicen "voy a bajar, por favor". Pagas cuando ya has bajado, con el precio justo o con más para que te den el cambio. Pocas veces preguntan cuánto es. Tuve que llamar a la única chica que se iba sin su cambio porque eran 8 pesos y ella le daba 15 al conductor. Las carreteras tienen topes y también otro tipo de tiempos,
otrotiempo
y contratiempos
Donde está este señor que acaba de atravesar la carretera con la mayor calma del mundo,
nos paramos para que baje un pasajero. Un coche pasa y casi atropella a un pequeño rebaño de cabras que pasan. "Ay, ay, ay, ya merito comíamos birria", dice el pasajero que acaba de bajarse.
"Qué animales más tontos hay en el mundo", dice el conductor con toda seriedad.
3
Voy buscando el Zócalo en Ajuchitlán del Progreso,
no sólo porque desde allí es siempre más fácil orientarse sino porque Natividad Leandro, El palillo, me dijo en Chilpancingo que si iba a Ajuchitlán le buscara ahí con la señora Jobita.
Camino la plaza pero no veo ningún restaurante que llevara tal nombre. Mientras hago una foto de la cúpula de la iglesia, oigo a alguien que me dice: "Sáqueame bailando güerita y lléveme allá donde vaya"
Ella es Juana Orozco y es de Zacahuaje, municipio de Ajuchitlán. Tal talante me encanta. Por supuesto que le saco unas cuantas, se las enseño y se ríe viéndose a sí misma
En ese rato fueron unas cuantas así, la señora Choni que me ayuda a encontrar el restaurante Mike que es realmente donde tengo que ir,
su niteo Getzael que se acerca a ver de qué estamos hablando,
la señora Mariquita que camina con lentitud y le dice a Choni que ya anda como pistolas,
la niña Lupita que feliz se mira en la cámara
o el niño Luis que con esa expresión de gigante me cuenta y me deja saber todo lo que necesito
Y así, preguntando y con suerte, llego a saber que El palillo estará allí a las 5 de la tarde y que mientras tanto, voy a ir a visitar al señor Chano Calderón.
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Todo el mundo sabe dónde vive Chano Calderón, me había dicho Hugo Reynoso por la mañana cuando me vino a visitar. Efectivamente, al taxista no hay que decirle mucho más. Se baja del taxi, le llama para ver si está. Y ahí me siento con Chano Calderón, 91 años cumplidos
Desde el momento en que empieza a hablar me quedo prendada de sus formas y palabras. Le sigo sin pestañear, le escucho, le siento emocionarse cuando me habla de lo difícil que es ahora que su mujer ya murio, le oigo tararear melodías después y alegrarse también mientras recuerda y busca partituras que fueron significativas para él
Mírale y dime qué te evoca porque a mí me ha llegado muy adentro
Todo se queda callado por dentro cuando vuelvo al restaurante Mike a esperar al Palillo. Como en silencio y al terminar, la dueña del lugar se sienta a mi lado. La charla comienza. Poco a poco me doy cuenta de que es aquí donde el señor Natividad llega para tocar, para celebrar o para dar sus clases, y donde vive esta familia que se ha convertido por voluntad propia en su promotora cultural. Como Josafat ayer, la pasión por la música de Tierra Caliente se da por descontado.
Natividad Leandro, El Palillo, sí se acordaba de mí. Nos sentamos a platicar
y luego toca alguna piezas, algún son, algún gusto
No soy la única que escucha encantada. Galileo y Jobita, dos de mis inesperados anfitriones, me acompañan y hacen que todo fluya
El día se despertó generoso.
2 comentarios:
La música es una medicina estupenda. No nos deja indiferentes. Cambia nuestro inetrior, nuestro ánimo y "amansa a las fieras", jajajajaja.
La mirada está llena de experiencia, de sabiduría, de aceptación, de cierta resignación y de resistencia; de nobleza y de bondad.
Un beso.
Alegría, sabes ver y mirar interiores.
Un beso
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