De regreso a la Ciudad de México decidimos hacer una parada (casi obligada) en Xochicalco. Nos costó encontrar la entrada al lugar. De hecho, no hay ningún cartel que la indique. Aunque está aunos 30 kilómetros de Cuernavaca, casi llegamos a la ciudad hasta que decidimos dar la vuelta y buscarlo con detalle. Frutrados, nos salimos de la autopista una vez más y por fin un taxista nos dijo que la salida sólo estaba marcada junto a la caseta de pago, y que había que buscarla junto a un cartel que indicara balnearios.
No te explicas mucho cómo un sitio arqueológico tan importante como Xochicalco puede ignorarse así, pero metes esa incredulidad en la bolsa en la que vamos juntando todas las demás, las de aquí y las de allá.
El color de las buganvillas te hace olvidar,
lo mismo que la anticipación del sitio que ya vemos desde el museo
Antes de subir, visitamos las cinco o seis salas del museo, puestas con ese gusto que ya reconozco de otros museos mexicanos
Hay varias cosas que me gustan mucho, estrellas de mar, piedras de temazcales, serpientes, jaguares, el Señor de Rojo o dios sol nutriéndose de la tierra con su cuerpo representado por la raíz de un árbol sentado en el símbolo de ollín, glifo del movimiento asociado a la tierra
collares,
aros del juego de pelota,
Comenzamos la caminata con todo el calor y cuando las nubes se pusieron de acuerdo para desaparecer. Desembocamos a la primera esplanada, la Plaza Central
flanqueada por varias estructuras y la gran pirámide
Mientras avanzamos, nuestro guía nos va hablando de Xochicalco, o lugar de las casas de las flores. Parece que es una palabra nahuatel pero que no se sabe qué lengua se hablaba en lo que fuera esta ciudad que funcionó como centro administrativo. Parece que data del 650 al 900 d.c. y que su mayor apogeo fue alrededor del 700. Desde el principio de la visita ya hablamos de las dificultades para subir el agua hasta allí, porque parece que no había ni ríos ni lagos alrededor. Sin embargo, tenían sistemas de drenaje, aunque no esa presa artificial que alcanzamos a ver por el sur
Ahí se ve uno de los juegos de pelota de la ciudad. Todavía se puede ver el aro en el muro
La excavación de Xochicalco se comenzó con motivo del centernario en 1910 y parece que sólo hay un 30% de lo que era original,
que lo demás es restaurado. Esta esquina sí es original
Se siente espectacular desde arriba,
aunque apenas si hemos llegado a la construcción estrella del lugar, la pirámide de la Serpiente Emplumada
Se conserva en bastante buen estado. En toda la base hay un talud en el que se pueden ver ocho grandes serpientes emplumadas
Entre sus ondulaciones hay personajes y un glifo que se repite una y otra vez
El detalle es impresionante, no sólo en el tablero sino también en la cornisa
(¿Quieres caminar por ahí?)
Cada lado es distinto. En este hay una serie de personajes
y nos explica nuestro guía que junto a ellos aparece el topónimo de donde provienen
Una de las cosas más curiosas de la pirámide es la parte en la que se registra un reajuste del calendario
Parece que Xochicalco reunió a varios grupos étnicos, desde nahuas a mayas, entre otros. Esto explica esos reajustes calendáricos. No recuerdo muy bien todo y no tengo mis guías aquí, pero la explicación de glifos es bonita. Ahí está el 10 casa a la izquierda, el 11 mono en el medio y el 6 carrizo a la derecha, la fecha en la que se terminó la pirámide y que corresponde al setecientos y algo
Y al lado de esta pirámide, su gemela, que se encontró en tan mal estado que no pudo ser reconstruida
Xochicalco se construyó en un lugar rodeado de cerros y utilizando una serie de terrazas artificiales. Como en otras ciudades prehispánicas, también aquí se habla de la ubicación de la ciudad en un lugar que buscaba la coincidencia de los astros y la conjunción de los rayos del sol durante equinocios y solsticios en determinados puntos de la ciudad
Ahí está una vez más
en la plaza principal
Tampoco se sabe cuántos habitantes la poblaron pero ahí están sus almacenes de grano,
su temazcal
y otro impresionante juego de pelota en la zona norte
con sus aros que aunque caidos, todavía se lucen
Deben ser más de las 4 cuando terminamos el recorrido. El sol no descansa y nosotros seguimos rumbo a la otra gran ciudad
3 comentarios:
Buf... cuanta historia hay escondida entre esas piedras...
Besicos
Qué buenas tomas, qué hermoso lugar!
Saludos
Belén,
muchísima. México está lleno de lugares así.
Besos
Viking,
Gracias Viking.
Un abrazo
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