la peluquería no necesita anuncio. La señora espera paciente sostiene el sombrero calentano del caballero en la silla de cortar
El sol arde. Como dice Josafat, “aquí hace calor hasta cuando hace frío”
Voy en “combi” desde Ciuad Altamirano a Arcelia. Eso sí es la primera vez que lo hago. Aprendo sobre la marcha, pregunto sin reparo porque es la única manera de enterarse de las cosas. Los codigos de funcionamiento por aquí son peculiares. Las combis van parando por el camino y aunque vaya llena, siempre parece caber uno más. Pagas cuando te bajas al llegar a destino.
Realmente, Tierra Caliente es una de esas partes desatendidas y olvidades de México. Dicen que la zona es brava, que las disputas las resuelven con violencia. ¿Será por eso que quien debería acordarse nunca se acuerda de quienes no tienen seis pesos para comprar un taco? No sé. Son muchos los problemas y demasiadas las rendijas en realidades como ésta que son muy difíciles de entender
He venido a ver a Josafat Nava, a charlar con él acerca de su labor como promotor cultural y también acerca de El tecolote, un centro cultural que lleva alimentando desde hace diez años. Le cambia la expression cuando empieza a hablarme de él
Me enseña los rincones del sitio y me cuenta cómo va haciendo las cosas que hacen falta, desde artesanías
a todo lo demás. La imposibilidad de confiar en instituciones es una de las cosas que le llevó a emprender este proyecto que trata de rescatar y mantener la cultura tradicional, música y baile como centro, aunque no exclusivamente.
Le cambia también la expresión y su cuerpo revive cuando pisa la tabla y el zapateo le nace, sin más
Y junto a la tabla
es donde nos sentamos a charlar y donde me va contando de lo que representa para él El Tecolote, el trabajo de recuperación de la cultura de Tierra Caliente, los talleres de los sábados y el fandango, los encuentros, el trabajo de otras personas como él que utilizan su propio tiempo y recursos para luchar por aquello en lo que creen. Si no hay instrumentos, igualmente los fabrica
Cuando realmente crees en lo que haces y eso se convierte en el mejor de tus desvelos, mejor seguirle los pasos a la pasión y no luchar en su contra. Ahí está de nuevo,
Regreso a Altamirano recordando retazos de la conversación.
El calor abruma pero como los desvelos, es mejor saberlo llevar. Sólo más tarde se calma y es cuando me acerco al panteón (como aquí dicen) a arreglar la tumba de don Juan con Paco, su hijo pequeño,
y unos amigos suyos con su hija Selena
(Era otra de las visitas que tenía pendiente.)
Viendo la cara de esta niña me digo que así es, unos se van y otros llegan.
4 comentarios:
La verdad es que necesitamos ver otros lugares para ver cuán distintos somos y vivimos... eso si, la mirada del niño siempre es la misma...
Besicos
Me ha encantado la expresión “aquí hace calor hasta cuando hace frío”, la valentía de tu mirada en un lugar tan duro, a veces, y la esperanza que supone la expresión artística y la sencillez.
Un beso
Raquel, por aqui vamos siguiendo de dia en dia tus pasos. Entre fotografia y poesia, que tesoro andas creando.
En casa el sonido ya diario de los violines (propiamente "fiddles") hace recordarte a ti. Keep it coming.
Ted
Belén,
tienes mucha razón. Ver las diferencias nos deja saber lo que tenemos o no tenemos.
José,
no se puede decir más bonito
Ted,
quiero escuchar esos fiddles. Wanna go visit you guys.
Tierra Caliente es realmente otro mundo, ¿verdad?
Un abrazo
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