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Las aceitunas endulzarán con el nuevo año. Habrá que seguir cambiándoles el agua

Los días que como marcadores delinean nuestro calendario no conforman el suyo: ellas te dirán cuándo es el momento. Pacientes y sabias, saben del valor del tiempo y sus esperas

Al nuevo año que ya llega lo recibo agradecida, sin marcadores, sin finales o comienzos de etapa, confiada.
Pienso en todos los que me acompañáis y os doy las gracias.

Aceras

Mañana y tarde he caminado la ciudad. Por gusto más que por necesidad. Junto a mí, mi queridísima amiga, y el paseo, alfombra para la mejor conversación

No hay tiempo que perder. Hemos caminado por algunos de esos lugares que las guías turísticas han convertido en representativos de la ciudad. Pero no pienso en eso cuando atravesamos el puente: el único destino de su alfombra es no tener destino. Ese es el capricho.

Me sorprende no ver a más gente por la ciudad a estas horas del día

Me gusta así, puedes mirar a lo lejos y volar más allá de las aceras

Tampoco hay turistas que achiquen las calles

Deben ser las fechas o tal vez que la gente utiliza la mañana para otros menesteres. Es por la cuando esas aceras se llenan y eludir a la gente se convierte en un verdadero esfuerzo, aunque más en las calles del centro. Un poco más allá, sólo los pájaros habitan el atardecer

Reconozco esa hora por su sonido y su vuelo. Sonrío. Todos necesitamos y buscamos uno u otro cobijo

De luces

Otras luces, otro color

Aunque la nieve esté en las montañas,

piso tierra cuando camino. Mi tierra.

Lo que debería haber sido un viaje sin complicaciones (Madison-Chicago-Madrid), se convirtió en un periplo que no escaseó ni desvíos ni horas de espera. Por eso, a medida que me acercaba a la casa, saboreé con deleite cada centímetro. Imposible no sentirse en el centro del mundo a la llegada. Imposible no despertar temprano para abrazar al día y entremezclarse con él. Regalo de vida. Imposible ignorar el paseo, el recorrido en el que todo es presente y que entrelazando recuerdos teje nuestra temporalidad

Ven, camina conmigo. Escucha. Hay mucho silencio y la sencillez articula bellezas por derecho

Otras luces, otro color.
Para cuando los árboles atardecen en su desnudez de invierno, sabes que la calidez del lugar tampoco es ficticia: también a ellos su raíz les alimenta

Mucho

En estos días ha caído mucha nieve, ha hecho mucho frío. Hubo solsticio y una luna eclipsada que se deshilvanó en la noche nublada. Otras fueron muy brillantes.
Muchos recuerdos y mucho presente también.
Todo en un abrir y cerrar de ojos.

Sometimes

La fuerza de cada realidad es tal que siempre te absorbe, reorganiza formas y tiempos.

Aunque no seamos moscas atrapadas en sus redes, a veces hasta lo parece

Con toda razón

Con toda razón, si te enseño estas fotos vas a decir que no es la primera vez que las ves. Hoy, mientras las hacía, repasaba las veces que desde ahí he mirado esos bordados nevados

Sí, cada vez es distinto. Pero hay sensaciones y recuerdos que permanecen y quedan como una constante a la que siempre se vuelve. La memoria es larga.
Hoy el peso de la nieve y su insistencia eran demaisiado evidentes."Dangerously cold tonight" dicen. ¿Mañana? Máxima de -12ºC. Ya hoy el cielo azul y el viento presagiaban lo gélido,

la sensación térmica de -30ºC. que parece rozar lo absurdo por incomprensible

Habrá que mirar desde adentro los paisajes habitados por otros vivos

¿Frío?

Ni a los violines ni a los arcos les gustan las temperaturas extremas que todo transforman. Me dicen que entre calor y el frío, eligen el calor, sin duda, que el ajuste al frío es siempre duro: el sonido se esconde, se estrecha demasiado. El esfuerzo es doble.
En su piel, las cuerdas se quejan y los arcos acusan la tensión

¿Otro fondo?

Un pequeño mar blanco susurra

- ¿Blanco?
- Shhhhhh
- Me dice que tal vez debería cambiar el fondo de la pantalla para vestirlo de manera más apropiada para el invierno.
- ¿Quieres decir para que la nieve pueda.... ?
- Pueda verse un poco más blanca, sí
- Um... pero si la nieve no es blanca.
- ¿De verdad?
- Bueno, es que todo depende del ángulo y del capricho, de los tesoros que esconda
- ¿Sí?
- Sí, estoy hablando de ésto

y de ésto

- ¿De verdad no es blanca?

Primera vez

Jugamos con la vida para que la rutina no se convierta en marioneta de costumbres a la que se le olvida crear. Jugamos para que siempre haya una primera vez, un vagón renovado en cada estación

Ese vagón trae hoy la primera nevada de la temporada

El frío todavía no duele, no sabe que el invierno puede ser demasiado largo y su huella, esquiva

La luz todavía no hiere. Sigo leyendo a Samuel Aguilera. Sus historias del Sotavento siguen mantienen viva la luciérnaga que aviva la calidez de la memoria. Él dice, por ejemplo, "por eso amanezco madre, en los fandangos; porque tú nos enseñaste a ver el sol del nuevo día como el tributo que le dispensan los hombres buenos a la vida"

Y en eso invento el color

y revivo en cada cosa que hago en estos días en que todo vuelve a suceder por primera vez.

Claridades

Los árboles que veo a través de la ventana ya están desnudos

Si esperan, ¿qué soñarán en la espera?

Hoy salí cuando una pequeñísima y preciosa luna caminaba las primeras claridades acompañada de su lucero. Luego vi cómo un sol enorme y llenísimo de naranja rápido se elevaba por donde empieza o termina el horizonte.

Supe que el día iba a ser claro y que por la noche, tal vez, el gajo de luna pasearía las ramas desnudas.

Casa

Parece que la carretera se estiró. Le quitaron curvas y topes. Las vaciaron de pueblos y puestos de comida, vendedores, ojos iluminados de carbón. Pusieron fuentes de agua en todas partes y todo lo ordenaron. Inflaron los coches para que fueran más grandes. Las coordenadas se cuadricularon. Vistieron de frío y ropas oscuras al día. Excuse me. ¿Dónde el azar y la espontaneidad?
Ya no estamos en México.
Llego a casa propia y a ella traigo la que he cargado como caracol en estos dos meses de viaje. La quiero entera. Nada quiero olvidar

Por Tula a D.F.

A poco más de una hora de la Ciudad de México, poco queda o poco se ha desenterrado y restaurado de lo que fuera Tula, el lugar de tules o juncos, capital de los toltecas, uno de los estados más importantes del Posclásico (900-1521 de nuestra era).
Llegamos cuando el sol todavía se siente muy fuerte y decidimos comenzar por el museo para darle tiempo a que se aplaque

Tula fue ciudad y centro ceremonial. De lo que se conserva, lo más importante es la pirámide donde se levantan unos Atlantes. En la parte baja de la pirámide, el muro de las serpientes

con toda su simbología de dualidad y transformación.

Antes de subir a la pirámide, pasamos por lo que queda de un palacio con tres patios. Las columnas de esos patios son las que sostenían los techos. Los arqueólogos llamaron a este edificio El Palacio Quemado porque detectaron huellas de un gran incendio

Enfrente aparece un Chacmool. Sobre su pecho se depositaban ofrendas a los dioses

Ahí encontramos similitudes con ciertas cosas del Templo Mayor y le preguntamos a nuestro guía. Parece que Tula surgió como centro urbano tras la desestabilización de Teotihuacan. Alcanzó su máximo desarrollo entre 900-1200 d.C. (en el Posclásico) y sus primeros habitantes se establecieron alrededor de los años 800-900 d.C., cuando probablemente hubo migraciones de distintos grupos étnicos.

El edificio central de Tula es la pirámide B, la que fuera edificio sacro de la ciudad y probablemtne santuario al que sólo tendrían acceso el rey y sus principales sacerdotes

Subimos y desde allí vemos los restos de columnas y otra construcción de la que poco se conserva

Dicen que la pirámide pudo estar dedicada al culto de la realeza y de las dinastías gobernantes de Tula. Arriba, los Atlantes, esculturas que sirvieron como columnas para soportar el techo del edificio

Las esculturas miden 4.60 metros de alto. El atlante representa a un guerrero tolteca con su vestimenta típica de casco o tocado, orejeras, pectorales, brazaletes, maxtlatl o taparrabo, musleras, rodilleras y sandalias

También llevan discos sobre la espalda

Dice nuestro guía que los guerreros toltecas tenían una conexión con los dioses. Sus insignias demuestran que tenían un grado y especial. En este atlante de perfil se puede ver cómo empuña el átlatl, una especie de lanzadardos que servía para cubrir mayor distancia. También se puede ver su tamaño

Aparte de mirar a los atlantes, me entretengo mirando a niños y mayores que utilizan las sombras como cobijo

Es domingo y es día de paseo. Aunque algunos se aburran y lloren,

para otros es un descubrir

Bajamos de la pirámide

y caminamos hasta uno de los dos juegos de pelota. Ninguno de los aros se conserva.

Lo árido de la zona, patente también en la zona arqueológica, me llama la atención

La gran pregunta que siempre queda es cómo subieron piedras tan grandes y pesadas hasta allí

El hombre siempre ha tenido recursos para hacer lo que necesitaban. Los toltecas fueron guerreros y su dominio e influencia llegó hasta el mundo maya, hasta Chichén Itzá. Reconstruimos a partir de restos arqueológicos y como otras veces, hoy vuelvo a pensar en la arbitrariedad de nuestros juicios de valor. Que no nos falte la lucidez para reconstruir y tratar de ser fieles a lo que fue