Colores fundamentales rozan mi ventana cada mañana.
Así ha sido toda la semana. Es 27. Stephanie cumple años. Elena también. Todavía la escucho reír entre sus rizos negros y su nariz pequeñita y graciosa, sus ojos vivos vestidos de pestañas.
Ya no es la niña que fue. Ya no tiene seis años.
Ninguno de nosotros somos quienes
éramos hace un año.
Aunque siempre lo sabemos, hay veces que esta verdad es tan obvia que el simple hecho de hablar de ello es totalmente superficial. Por esos los colores fundamentales
6 comentarios:
Disfruta del otoño y de los seres queridos. Saludos.
Como me gustaban esos otoños de por ahí... y claro que no somos iguales que el año pasado, somos mejores, a pesar de todo ;-)
Belas fotografias de Outono... Espectacular....
Cumprimentos
Qué fotos... Se confirma: adoro los árboles, son mis favoritos.
Y qué cierto y qué inquietante, que no somos los mismos de hace un año.
Una ventana que invita a la ensoñación, a la reflexión.
Los niños con su transformaciones tan vísibles nos hacen conscientes del paso del tiempo...
Como dice el proverbio "nadie se baña dos veces el el mismo río" la vida fluye a veces igual de deprisa.
Preciosas fotos, Raquel
Un beso,
Luis,
la semana pasada fue preciosísima pero no tuve tiempo para salir a hacer fotos. Me temo que para cuando vuelva a Madison el martes ya el frío se haya llevado consigo colores y luz.
Un abrazo
Pedro Bread,
la vida es continuidad y nada es como fue. Siempre me acuerdo de ti al ver estos colores porque sé cómo los disfrutabas cuando estabas por aquí.
Un beso
Fernando,
gracias.
Un abrazo
Leo,
jo! ahora que leo estos comentarios me da pena no haber hecho más fotos. Bueno, así ha sido esta vez.
Un beso
Tesa,
sí, tienes mucha razón en lo que dices.
Esos son los árboles que veo desde mi ventana. Marcan el pulso de las estaciones y el de mi ánimo.
Los niños nos dejan ver claramente cambios y transiciones, pero también nosotros somos muy conscientes de eso. Hasta a tu blog llegan nuevos personajes y cambios.
Un beso
Publicar un comentario