Reconozco estas calles de Tlacotalpan, sus colores, esquinas, las escenas de lo cotidiano
No se sabía cómo habría quedado la ciudad después de la inundación, si la habrían vuelto a engalanar. El paseo de hoy nos dice que está viva, que la han hecho revivir y que se siente más vibrante que nunca
Hace calor y se agradece el cielo cubierto para poder caminar sin prisas. Creo que hace dos años no llegamos a pasear por estas calles sin mucha gente. A media mañana se empiezan a llenar y por la tarde y hasta la madrugada, particularmente la víspera de La candelaria, apenas si se puede dar un paso
La gente viene para celebrar a la virgen, pero también al encierro de toros y al encuentro de jaraneros y decimista que empieza hoy comienza. Muchas otras cosas pasan en esa celebración.
A las 4 de tarde es la cabalgata y ya están preparando sus caballos.
En unos moldes que hay colocados sobre las mesas de esta calle es donde van a poner el dulce de leche más grande del mundo
Caminamos hacia el centro
y es difícil no ir parando casi constantemente
Como parte de las actividades culturales, en la Casa de la cultura Agustín Lara
hay organizada una serie de actividades, documentales, presentaciones de libros o de discos. Nos acercamos a escuchar la presentación de un libro de biografías de diferentes personas de Veracruz. Entre otras, la del músico Cirilo Promotor, un músico (requintero) que obtuvo el Premio nacional de las artes hace poco más de un año
Regresando luego al hotel, el pulso de la ciudad se siente ya distinto en la parte más céntrica. Tlacotalpan está de fiesta y los vendedores, puestos de comida o de fruta,
y la gente empiezan a ocupan el espacio
Por supuesto, la música también se vende
También recuerdo el color de esta iglesia
y de estos portales y casas
No todo ha sido reconstruído
Pero en general, la ciudad se ve preciosa
El lugar donde nos estamos quedando es, a la vez que un hostal, un centro cultural. Muchos músicos se quedan ahí. Siempre hay alguien que te invita a sentarte a charlar y compartir; aunque si quieres independencia, también la puedes tener.
Hoy comemos ahí y después nos acercamos a ver la cabalgata
en la que jarochos y jarochas presentan sus mejores galas,
Primero pasan los mayores y luego los pequeños,
Por último pasan los caballos bailando,
El orgullo de ser veracruzano no se discute. No se discute la tradición, la continuidad. No se discuten las tradiciones, la cultura propia
Más tarde nos sentamos a escuchar a varios de los muchos los grupos musicales del Encuentro de jaraneros
Hay tantos que cada uno toca tres sones. Enorme la variedad de interpretaciones, la fuerza de la música y el baile
Hay tres foros o escenarios en los que se presentan grupos. Aparte del principal en la plaza Doña Marta, hay uno para niños y otro donde los decimistas suben a improvisar o contar sus décimas
Aunque es tarde, la noche continúa para muchos. Los fandangos ya han comenzado y los músicos ya andan en unos u otros. Algunos durararán toda la noche. Jóvenes y mayores los alimentan y en ellos, con la música y el baile, viven la noche.
lunes, enero 31, 2011
domingo, enero 30, 2011
De Xalapa a Tlacotalpan: cosas del camino
Igual que la nieve o el frío marcan y condicionan al madisoniano, Xalapa se asombra de sí misma cuando el sol luce tan brillante como hoy lo hace
Cuando llegamos ayer por la noche, el “chipi chipi” (que más que lluvia es humedad concentrada) nos empapaba con lentitud. Hoy caminar al sol es una delicia.
Aunque vamos a Tlacotalpan para el Encuentro de jaraneros que este año celebra su 33ª edición (estuvimos allí hace dos años), decidimos pasar por Xalapa para recoger un requinto y una guitarra leona que le encargamos a Ramón Gutierrez. Aunque no están terminados, ya les falta poco
Le vemos trabajar un poco más en ellos antes de barnizarlos
Y vuelvo a comprobar lo que ya comentaba en noviembre, que el trabajo de las manos es un tesoro, como el reflejo de algunas cosas que llenan el espacio
Nos quedamos un rato con Ramón pero le dejamos trabajando. Saliendo de la ciudad, nos damos cuenta de que es domingo al pasar por este parque donde las familias pasan la el rato
Poco después ya estamos de camino. Si las autopistas no son aburridas por la variedad de los paisajes, las carreteras comarcales que van atravesando pueblos son un verdadero entretenimiento creado por los muchos actores anónimos,
vendedores ambulantes, puestos de fruta, de comida... Y no sólo en los pueblos sino en la carretera
A medida que nos movemos a lo largo de la costa, el paisaje recobra el verde, otra vida
Paramos a comer en un restaurante donde desayunábamos cada mañana cuando estuvimos en Tlacotalpan hace dos años. Entonces no pudimos encontrar alojamiento allí y nos tuvimos que quedar en Alvarado, a unos 30 kilómetros. La dueña, doña Tella, nos recordaba. Comimos tan rico como recordábamos. Hoy fue pulpo encebollado y caldo de camarones.
La parte de atrás del restaurante da a la laguna
Las inundaciones de septiembre y octubre no llegaron al restaurante o las casas de al lado por estar en alto. Pero muchas casas de Alvarado, como muchas de toda esta zona de Veracruz, se inundaron. Las pérdidas fueron considerables y en las zonas rurales y comunidades más pequeñas todavía están tratando de limpiar y reconstruir.
Mientras atravesamos el puente de Alvarado
hablamos de todo eso a la vez que recordamos las vivencias de hace dos años. (Memoria y tiempo. Siempre.)
Cerca de Tlacotalpan el sol ya está bajando. El río Papaloapan extiende sus brazos y las garzas lo recorren a su antojo
Si ahora estos campos están así, no quiero ni imaginar cómo estarían con las inundaciones por el desbordamiento del río
Con esta luz de atardecer nos acercamos a destino
y recibimos la noche
Aunque los estragos aún se pueden ver
El esfuerzo por la reconstruccion del lugar ha sido considerable pero ahí está, de pie y muy viva
Por ser monumento histórico, Tlacotalpan ha recibido más ayuda que otras comunidades para su reconstrucción. Pero sin lugar a dudas, el impulso ha venido de los tlacotalpeños. Por la noche Mario, la persona que lleva el hostal donde nos estamos quedando, nos cuenta el trabajo que tuvo que hacer para remozar su casa y sobretodo, para no desesperanzarse.
Antes de llegar al hostal, pasamos por San Miguelito
Reconocemos calles y plazas. Memoria y tiempo. Siempre.
Cuando llegamos ayer por la noche, el “chipi chipi” (que más que lluvia es humedad concentrada) nos empapaba con lentitud. Hoy caminar al sol es una delicia.
Aunque vamos a Tlacotalpan para el Encuentro de jaraneros que este año celebra su 33ª edición (estuvimos allí hace dos años), decidimos pasar por Xalapa para recoger un requinto y una guitarra leona que le encargamos a Ramón Gutierrez. Aunque no están terminados, ya les falta poco
Le vemos trabajar un poco más en ellos antes de barnizarlos
Y vuelvo a comprobar lo que ya comentaba en noviembre, que el trabajo de las manos es un tesoro, como el reflejo de algunas cosas que llenan el espacio
Nos quedamos un rato con Ramón pero le dejamos trabajando. Saliendo de la ciudad, nos damos cuenta de que es domingo al pasar por este parque donde las familias pasan la el rato
Poco después ya estamos de camino. Si las autopistas no son aburridas por la variedad de los paisajes, las carreteras comarcales que van atravesando pueblos son un verdadero entretenimiento creado por los muchos actores anónimos,
vendedores ambulantes, puestos de fruta, de comida... Y no sólo en los pueblos sino en la carretera
A medida que nos movemos a lo largo de la costa, el paisaje recobra el verde, otra vida
Paramos a comer en un restaurante donde desayunábamos cada mañana cuando estuvimos en Tlacotalpan hace dos años. Entonces no pudimos encontrar alojamiento allí y nos tuvimos que quedar en Alvarado, a unos 30 kilómetros. La dueña, doña Tella, nos recordaba. Comimos tan rico como recordábamos. Hoy fue pulpo encebollado y caldo de camarones.
La parte de atrás del restaurante da a la laguna
Las inundaciones de septiembre y octubre no llegaron al restaurante o las casas de al lado por estar en alto. Pero muchas casas de Alvarado, como muchas de toda esta zona de Veracruz, se inundaron. Las pérdidas fueron considerables y en las zonas rurales y comunidades más pequeñas todavía están tratando de limpiar y reconstruir.
Mientras atravesamos el puente de Alvarado
hablamos de todo eso a la vez que recordamos las vivencias de hace dos años. (Memoria y tiempo. Siempre.)
Cerca de Tlacotalpan el sol ya está bajando. El río Papaloapan extiende sus brazos y las garzas lo recorren a su antojo
Si ahora estos campos están así, no quiero ni imaginar cómo estarían con las inundaciones por el desbordamiento del río
Con esta luz de atardecer nos acercamos a destino
y recibimos la noche
Aunque los estragos aún se pueden ver
El esfuerzo por la reconstruccion del lugar ha sido considerable pero ahí está, de pie y muy viva
Por ser monumento histórico, Tlacotalpan ha recibido más ayuda que otras comunidades para su reconstrucción. Pero sin lugar a dudas, el impulso ha venido de los tlacotalpeños. Por la noche Mario, la persona que lleva el hostal donde nos estamos quedando, nos cuenta el trabajo que tuvo que hacer para remozar su casa y sobretodo, para no desesperanzarse.
Antes de llegar al hostal, pasamos por San Miguelito
Reconocemos calles y plazas. Memoria y tiempo. Siempre.
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