Hay atardeceres que nunca llegan a apagar los luceros de su faro. Su luz se extiende más allá de sus cristales y su chimenea es catalejo en mar abierto.
Alargan los dedos del día y sostienen un aire inmóvil. Nada más sucede. Solo eso
martes, agosto 23, 2011
Atardecer
Hay atardeceres que nunca llegan a apagar los luceros de su faro. Su luz se extiende más allá de sus cristales y su chimenea es catalejo en mar abierto.
Alargan los dedos del día y sostienen un aire inmóvil. Nada más sucede. Solo eso
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4 comentarios:
Hoy, la que me ha robado el corazón es la de la chimenea, como puedes imaginate.
Yo me he quedado pillada con los higos de la entrada anterior... slurpsss!
:D
Besotes, Raquelita mía.
Y con esta calma chicha...¡¡qué horror!!
Besicos
Esa chimenea y el tejado del otro día son de la misma casa. Ahora está vacía pero todavía sigue siendo la casa de la señora Visi y del señor Ciriaco.
Irre!!!!!!!
Pero qué alegría que estés de nuevo aquí!!! ¿Quieres higos? Ni te imaginas cómo está de llena la higuera
Belén,
pero genial cuando refresca por las noches.
Besos
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