El vuelo de este pájaro no tiene urgencia. Transita puntos cardinales invisibles. El objetivo es el vuelo. Llegar es consecuencia, no causa.
Esa es la misma sensación que hoy he tenido en el agua, en el kayak, sintiendo el agua dormida a ratos, despierta en sus corrientes de agua salada, en sus intersecciones con la dulce. Perderse en Everglades es fácil. Con 1.5 millones de acres, es mejor llevar guía. Este parque natural es el cuarto más grande de Estados Unidos, después de Denali en Alaska, Yellowstone en Wyoming y Dead Valley en California.
Hemos tenido que madrugar para llegar a Chokoloskee Island, de donde parte el tour que queremos hacer y que combina bote de motor con kayaking entre los manglares. Salimos poco después de las 9. Jason es nuestro guía. Su hija Stella también nos acompaña. Salimos en cuanto Jason saca el bote
y nos adentramos en el agua mientras nos va contando acerca de Everglades
El parque de Everglades fue establecido en 1947 para conservar el paisaje natural de la zona y prevenir más daño tanto en la tierra como en la flora y fauna de la zona. Contiene varios ecosistemas, aparte de interminables plantanos, extensísimos manglares, gran número de cocodrilos, delfines, manatíes y un interminable número de aves. Ahora lo único que tenemos que hacer es dejarnos llevar y mantener los ojos bien abiertos para encontrar aves y vuelos
Jason nos va hablando del parque, su vegetación, sus aves, sus aguas
Va buscando lugares para ver pájaros, anticipando la marea,
El cielo cambia con rapidez y las nubes pueden transformar sus colores en un instante. Llueve por un momento y luego, nada más que claridad
Cuando llega el momento, bajamos las barcas y comenzamos a remar
Qué maravillosa sensación la de moverse en el agua, flotar, ser ágil y ligero. Recorremos entradas y salidas de manglares,
nos acercamos buscando a garzas,
a pink ducbills
Luego remamos para llegar hasta la pequeña playa que está más lejos de lo que parece. Seguimos a Jason y Stella
y pisamos tierra. Es una playa mínima, pero lo suficientemente grande para estirar las piernas e imaginar paisajes de otros planetas en el suelo de su arena
Mientras regresamos vemos que la madera ha bajado rápidamente
Aunque no hay prisa, remamos más rápido que a la ida. (Todo tándem requiere de experiencia.)
Agradecemos el aire que la velocidad del bote nos regala y cuando nos acercamos al muelle,
parece que todo ha sido un breve suspiro. Ninguna queja. Ninguna.
Y sí, un placer el agua, el remo, la lluvia, el vuelo, moverse con la corriente, saber estar quieto. Estar. Ninguna urgencia
3 comentarios:
¡Qué paz! Me habría encantado compartir eso con vosotros.
Por cierto, ¡la arena de esa playa parece azúcar!
:)
Qué paisajes, qué luz, qué buenas fotos y cómo me gustaría estar por ahí. Qué bien te lo pasas.
Precioso, Raquel.
Besos,
Irre,
sí, una paz maravillosa, mecerse, ir... Vino genial estirar las piernas en esa playita de azúcar compacta y suave. Te hubiera encantado.
Tesa,
tú tambien lo habrías disfrutado bastante. Bueno... Y el Gato.
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