Abrimos la ventana para ver cómo los copos de nieve grandes y húmedos se quedaban en los tejados. Dicen que es el invierno más frío de los últimos veinte años. Aunque la nieve se fue pronto, el frío se quedó y nos hizo falta la ropa de abrigo que llevábamos puesta. No todo se puede elegir. Lo imprevisible es parte del viaje. Nos abrigamos bien y comenzamos el día después de un generoso desayuno en la terraza del hotel. Antes de llegar al Hipódromo, una breve mirada desde el jardín de una escuela de teatro que está de camino
Entramos primero en la Mezquita Azul (Sultan Ahmet Mosque), construída en el siglo catorce por el sultán otomano Ahmet I
En el complejo arquitectónico del que formaba parte también había un hospital, un bazar, una escuela, un mausoleo, un hospital, una escuela coránica y varias cosas más. Esta mezquita fue una de las últimas que se construyeron con tanto lujo. La austeridad se mantiene en el patio de entrada, aunque todo el que entra se para a admirar el espacio
El interior impresiona
El interior impresiona
Está cerrada el área destinada para el rezo
y discretos vigilantes están atentos (atentas) para que nadie entre
Alguien está limpiando la alfombra donde dentro de un rato se arrodillarán muchos para rezar. Otros muchos miramos a las paredes y techos de este magnífico espectáculo de sofisticadas decoraciones
El detalle y filigrana son exquisitos
y discretos vigilantes están atentos (atentas) para que nadie entre
Alguien está limpiando la alfombra donde dentro de un rato se arrodillarán muchos para rezar. Otros muchos miramos a las paredes y techos de este magnífico espectáculo de sofisticadas decoraciones
Parece que las más de 20.000 piezas de mosaico que se utilizaron para la decoración de la mezquita fueron traídas de los talleres de Iznik. La mezquita se llama azul porque muchos de los mosaicos que adornan las paredes son azules y verdes
El detalle y filigrana son exquisitos
A pesar de que no es la hora del rezo, puedes imaginar el recogimiento.
Volvemos a ponernos los zapatos y salimos. Nos preguntamos si se lavarán los pies con este frío en el lugar para las abluciones
y dejamos atrás la mezquita con sus seis puertas de entradas y seis minaretes, lo cual parece que también la hace única
Todavía no es hora para café o zumo de granada, pero tomamos nota del puesto para luego acercarnos
Antes queremos entrar en Santa Sofía, otro de los lugares emblemáticos de Estambu. Como en la mezquita, la entrada al espacio impresiona
Vuelve a nevar un poco cuando llegamos al palacio de Topkapi, la residencia de los sultanes otomanes durante al menos cuatro siglos
Volvemos a ponernos los zapatos y salimos. Nos preguntamos si se lavarán los pies con este frío en el lugar para las abluciones
y dejamos atrás la mezquita con sus seis puertas de entradas y seis minaretes, lo cual parece que también la hace única
Todavía no es hora para café o zumo de granada, pero tomamos nota del puesto para luego acercarnos
Antes queremos entrar en Santa Sofía, otro de los lugares emblemáticos de Estambu. Como en la mezquita, la entrada al espacio impresiona
Justiniano la mandó construir como parte de su esfuerzo para restaurar la grandeza del imperio romano. Fue construida en el lugar donde antes estuviera la acrópolis de Bizancio y que ya antes había sido el lugar de una Santa Sofía anterior. La iglesia que Justiniano mandó hacer fue terminada en 537 y se convirtió en la iglesia más importante para la Cristiandad hasta la Conquista en 1453. Mehmet el conquistardor la convirtió en mezquita y así permaneció hasta 1935 cuando Atatürk la convirtió en museo. La mezcla de elementos es considerable y la armonía, asombrosa
También el domo asombra, la sensación de ligereza y espacio sobre esa nave para la que se dice que utilizaron más 30 millones de azulejos dorados
La galería superior es también un lujo, no solo porque te deja ver la nave desde arriba sino por la construcción el sí, las columnas
Si ahora hay turistas, no quiero ni pensar cómo debe ser en temporada alta, de junio a septiembre. Somos mucho, en grupos, en parejas, solos. Todos con cámaras, todos queriendo inmortalizar el estar ahí, lo más espectacular, el detalle, la forma de ver las cosas de cada uno
Escuchamos hablar inglés, alemán, árabe, turco, italiano, francés, castellano, griego. Todos aguantamos el frío y seguimos adelante. Tomamos un café y zumo de granada para recobrar fuerzas. Coincide con la hora en que los vendedores de puestos de pan y castañas están comiendo. Ya han tomado el te, algo que forma parte de la rutina diaria. No se va al café a tomarmo sino que, como en Egipto, hay chicos que llevan y traen las bandejas con vasos y tazas
Vuelve a nevar un poco cuando llegamos al palacio de Topkapi, la residencia de los sultanes otomanes durante al menos cuatro siglos
Mehmet el Conquistador fue el sultán que construyó el primer palacio. A diferencia de los europeos, estos palacios no tienen un solo edificio con jardines alrededor sino que tienen varias secciones: cocina, pabellones, jardines, salas de audiencia, zonas de residencia para el sultán, para los eunucos, el harén...
Recorremos una buena parte del palacio pero decidimos dejar el harén para mañana. Coincide esta foto muy cerca de allí
Pasamos bastante rato en las diferentes salas - museo en las que se muestran todo tipo de objetos de la vida en la corte otomana, joyas, ropa, espadas, objetos del Profeta... La riqueza que se conserva es impresionante. En casi ningún lugar del museo se pueden hacer fotos.
A pesar del frío, disfrutamos de una de las terrazas que mira al Bósforo y al puente Galata,
2 comentarios:
increíble arquitectura y precioso diseño, ganas de conocer...
Me encantó!
Si impresionan tus fotos como no va a impresionar verla in situ!!
Que maravilla.
Sigue disfrutando y compartiendo. Gracias Raquel.
Un beso
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