lunes, febrero 02, 2009
Mar y sones
Es la primera vez que nos acercamos a esta cultura sotaventina, y en concreto, a lo jarocho. Habíamos conocido a músicos aquí y allá, pero vivir un festival de cerca es otra cosa. Vemos los problemas de organización, la diferentes fiestas que hay dentro de la misma. Pero a pesar de los problemas, el valor de ver y escuchar todo lo que nos está llegando estos días es impagable.
Como siempre, te gustaría hacerlo y conocer todo pero no se puede.
Hoy decidimos ir a la playa. El sol volvió a lucir y decidimos escaparnos a unos 20 kilómetros de Alvarado para perdernos por un rato en ese mundo que el mar orquesta
El aire está clarísimo y aunque intenso, te dejas llevar con él, flotar junto a ella
y moverte al ritmo de la huella de la arena
Y es ese mundo que realmente te transporta, otro ritmo mueve tus pensamientos, otra ola el sentir
Es playa de arena finísima y oscura. El placer de caminarla es eso, el placer del paso y del momento
Es playa de troncos perdidos y abandonados
que construyen su propio paisaje
y esculpen horizontes
y cuerpos
Mar y música para hoy. Es nuestra última noche en Tlacotalpan, el espacio que hemos ido conociendo y queriendo en estos días. En nuestra última noche de escuchar a grupos tocando ese repertorio de sones que todos tocan, cada uno con su instrumentación y estilo, desde lo más tradicional con tan solo requinto (guitarra de son), jaranas y leona
a otros un poco menos tradicionales que incorporan marimbol y pandero,
sin que falte la dulzura y elegancia del baile
ni uno de esos grupos que innovaron la tradición desde lo más purista para luego hacer arreglos que muchos otros grupos recogen y tocan
El grupo Son de madera es uno de los grupos grandes que ya son clave en la tradición y en la reinvención de la misma
El aplauso que reciben es bien merecido. Cierran la noche de música y con ellos nos despedimos de Tlacotalpan
domingo, febrero 01, 2009
Un poco más de Tlacotalpan (2)
y recuerdo que no estamos durmiendo mucho estos días.
Como también hicimos ayer. después de ver el documental nos fuimos a escuchar a los grupos que ya desde las 6 habían comenzado a tocar en la plaza de Dña Marta. Niños y mayores construyen el punto de encuentro de la tradición,
mujeres que tocan y bailan
y que ocupan un lugar muy importante dentro de esa tradición
Coplas compartidas en el escenario o tras él
y grupos como Los Utrera
y se da cabida a los más jóvenes,
la quijada de la mano de la guitarra de son
y los mayores como memoria y revitalización de la tradición. Sin duda alguna

Un poco más de Tlacotalpan (1)
No hemos madrugado para llegar a la fiesta. Igual nos hubiera tocado el atasco de todos los que llegan para los toros, “la pamplonada” como aquí le dicen. La cola y el atasco en el camino ha sido como la mejor de las entradas a Madrid después de un puente. Aunque aquí es todavía más desorganizado y loco.
Ya cerca de Tlacotalpan, las escenas de contrastes se repiten. A pesar de que los extranjeros casi hasta le roben el alma a la ciudad, mucho de la ciudad misma continúa
Aunque siempre se puede sacar algo de quienes llegan inventar simples formas de conseguir unos centavitos
Nos asusta ver tanta gente y casi hasta dan ganas de buscar un plan diferente para el día. Poco a poco nos damos cuenta de que muchos han llegado solamente para ver los toros. Después de comer en un restaurante que nos recomendó nuestro querido Juan Ordóñez, caminamos por calles y plazas. Entre los colores de las casas y el contemplar a gente aquí y allá, la diversión está asegurada,
y no sólo para los de fuera sino para los del lugar
La calle y sus gentes son un espectáculo en sí, desde el vendedor de globos que se anuncia con su silbato,
al vendedor de flores naturales con sus colores que realmente te hechizan
De fondo, estos arcos
Creo que no hubieran podido elegir un marco más apropiado.
El paseo se convierte en un festín visual. Mires a donde mires. Por supuesto que el mariachi no podía faltar,
ni tampoco los puestos de ropas y vestidos regionales
Y todo eso en la plaza de la iglesia de La Candelaria, la disculpa de la fiesta;
iglesia de blancos y azules sobre un fondo del mismo color, su puerta sencilla y preciosa
Iglesia contrastando con los colores de las casas que rodean el lugar,
juegos
entretenimientos
y todo tipo de comida, pan dulce y churros para los antojos, pipas garrapiñadas para ver por primera vez su proceso
sábado, enero 31, 2009
De todo en Tlacotalpan (2)
Voces entonadas, solera
y un contacto inmejorable con el público convierten en delicia el escucharles.
La otra parte de la fiesta es la de los fandangos. A ellos acude todo el que quiera tocar, aunque hay que saber y seguir las normas del juego, la participación colectiva, el respeto. El fandango es la fiesta popular, el espacio donde la música tradicionalmente nace y crece. Hay que esperar a la noche para vivirlos. Mientras, la ciudad se ha ido llenando de gente. Entre una cosa y otra, caminar por las calles también es una delicia, charlar con gente encantadora y amigable como el señor Gustavo
o Juan Ordóñez,
dueño de un ranchito y criador de caballos que hoy alquila para llevar a la jarocha al desfile de un poco más tarde ("al ratito"). Con él nos quedamos y nos reimos entre historia e historia, pequeños retazos de vida que compartimos y el estupendísimo buen humor del veracruzano.
Luego vemos cómo ayuda a esa jarocha guapa a subir al caballo
y cómo elegantísimos parten hacia el desfile
Luego vamos a la plaza principal y otro mundo se abre en ese espacio común. Aquí sí se vistieron casas y arcos de gala
y aquí sí el jarocho luce su traje y su sombrero blanco con un derecho particular. Ellos tocarían luego en el escenario de la plaza de Santa Marta. Ahora hablan con unos jóvenes que también construyen jaranas
Me quedo cerca para escuchar, para mirar, para ser parte de todo eso a lo que te sientes invitada. Si miras, te miran con una sonrisa, si preguntas, te responden con agrado.
Todo fluye, como las jaranas y las guitarras de son a la espalda de todo el que toca, o como esa forma tan maravillosa de moverse con instrumentos de la mano, sin más
Todo cobra sentido cuando la música suena y lo grupos suben al escenario
Unos tocan y otros se van preparando; unos menos y otros más conocidos
El gusto es el de todos
y de todos es el gusto