sábado, junio 21, 2008

Compras y ventas

Entre el bullicio, el tráfico incesante o la contaminación de las vías principales por donde Lima circula y se mueve, rincones anclados en su propio momento y lugar

En Reducto, en el distrito de Miraflores, la gente camina a pie y hace su compra en cesto de mimbre. Puedes ser tú o yo ahí comprando, mirando, probando. Es un "farmer's market" de Madison, un mercadillo de productos orgánicos o ecológicos que también da cabida a unos pocos vendedores de artesanía local.
Mercados, esa verdad dicha con palabras grandes y transparentes, colores y olores particulares, productos de la tierra; hecho a mano, hecho con los sabores del lugar, los gustos, la particularidad, lo propio. Remolachas, rabanitos, empanadas, humitas y tamales,

papas de algunas de las 800 clases que existen en Perú, choclo, limón verde, quesos,

muchos productos asiáticos que dan fe de la gran población japonesa y china del país, granolas o quinoas naturales también, panecillos y tartas

chirimoya y guanábana

La oferta es variadísima. Al final del tendido, una quijada de burro,

la que termina por poner la última palabra para recordarte que la música afroperuana es muy peruana

No cabe duda, estamos en Lima,

con sus abandonos y deterioros,

sus contrastes,

sus iglesias barrocas, La Merced,

San Agustín,

y el comercio a flor de piel en las calles centrales, el ruido de las propagandas, las ofertas, el maniquí que llama a la tienda de ropa,

traseuntes y vendedores, los que te ofrecen los servicios de ésto o aquello, los objetos religiosos, pues

el llavero, oiga

y particulares esquinas


Luego, nada más entrar en la plaza, el pasodoble que suena tocado por la banda y coreografiado por el ejército cada sábado,

un danzón más tarde y por último un huaylas

Sí, los contrastes como en muchas otras ciudades del mundo aunque siempre especiales en cada una, las contradicciones, lo señorial

y lo plebeyo,

lo que mendiga y a duras penas se sostiene,

la constancia de un clasismo que ha perdurado por siglos y que está presente en muchísimos estratos de la realidad limeña (tal vez peruana en general, no lo sé); niños con otras necesidades y oficios,

otras miradas

No se escatima nada.

2 comentarios:

Irreverens dijo...

Los contrastes de las grandes ciudades... allá donde vayas.
Las paraditas del mercado: una exquisitez para la vista (y seguro que también para el paladar). ¿Probaste algo?

Besos

Raquel dijo...

Comí lúcuma por primera vez y probé varios quesos, manzana seca con semilla de linaza y chochos (altramuces) como los de mi tierra, pero guisados como ensalada. Probé también una uvas muy pequeñitas con un sabor agridulce (en inglés se llaman linberries. Todo delicioso y la gente tan abierta como en otros mercaditos así.
Un besote