Tras esos árboles, el sol se va poniendo. Prepara su bata de cola para dormir elegante la noche de gatos y sueños
Curioso que se pueda decir que el sol se pone mientras se aleja. Curioso que a pesar del frío, el momento más de luz de finales de febrero te diga que no es realmente invierno, que la subjetividad te promete una primavera incipiente encaramada en retazos de luz y color rozando la línea del día y de la noche
viernes, febrero 27, 2009
miércoles, febrero 25, 2009
Un día
La nieve que cayó el sábado se ha ido colando por las rendijas. Ayer fueron pájaros en el aire. Hoy, una flor por el camino,
abrigos de la mano y el aire con otra luz, otra ligereza; el sonido del agua esculpiendo sus caminitos
o sus charcos juguetones y transparentes,
su anuncio de primavera.
Y aunque sólo sea por un día, se agradece mucho.
abrigos de la mano y el aire con otra luz, otra ligereza; el sonido del agua esculpiendo sus caminitos
o sus charcos juguetones y transparentes,
su anuncio de primavera.
Y aunque sólo sea por un día, se agradece mucho.
lunes, febrero 23, 2009
Gotas
Siempre me asombra ver esas gotas que se quedan ahí,
suspendidas entre dos universos
Como los días en que tú también vives entre dos superficies, dos silencios, dos despertares;
y tal vez otro anhelo
viernes, febrero 20, 2009
Y así
Y así, un año más volvemos a hacer el camino entre Madison y Milwaukee para hacer talleres con niños de 4º grado como parte del programa educativo ACE (Arts in Community Education) de la orquesta sinfónica de Milwaukee
Esta mañana sentí que no había pasado el tiempo entre los últimos talleres hace poco menos de un año y los de hoy. Tiempo y espacio son muy reales pero a la vez completamente relativos y personales.
Y así, no me sorprendió encontrarme en ese otro tipo de rutina e incluso, mentalmente, visitar algunos de los lugares a los que íbamos a ir hoy. Solemos trabajar con las mismas escuelas pero alternando un año sí y otro no. De vez en cuando tenemos alguna nueva y ese ha sido el caso de hoy. Y como siempre, es interesante asomarse a lugares y dinámicas nuevas por primera vez. Cada escuela es un mundo en sí y su pulso ya se deja sentir desde el momento en que alguien te saluda nada más entrar.
Hoy ha sido el contraste de escuelas en zonas ricas y pobres de la ciudad, escuelas muy mezcladas étnicamente pero con una clara tendencia al blanqueamiento de raza allí donde el nivel económico de las familias es más alto.
Y aunque no nos guste mucho, así es. Los movimientos de clase social ocurren (si es que ocurren) con lentitud y a menudo, etnicidad y clase social van de la mano. Al menos en este país
Esta mañana sentí que no había pasado el tiempo entre los últimos talleres hace poco menos de un año y los de hoy. Tiempo y espacio son muy reales pero a la vez completamente relativos y personales.
Y así, no me sorprendió encontrarme en ese otro tipo de rutina e incluso, mentalmente, visitar algunos de los lugares a los que íbamos a ir hoy. Solemos trabajar con las mismas escuelas pero alternando un año sí y otro no. De vez en cuando tenemos alguna nueva y ese ha sido el caso de hoy. Y como siempre, es interesante asomarse a lugares y dinámicas nuevas por primera vez. Cada escuela es un mundo en sí y su pulso ya se deja sentir desde el momento en que alguien te saluda nada más entrar.
Hoy ha sido el contraste de escuelas en zonas ricas y pobres de la ciudad, escuelas muy mezcladas étnicamente pero con una clara tendencia al blanqueamiento de raza allí donde el nivel económico de las familias es más alto.
Y aunque no nos guste mucho, así es. Los movimientos de clase social ocurren (si es que ocurren) con lentitud y a menudo, etnicidad y clase social van de la mano. Al menos en este país
martes, febrero 17, 2009
Eso de cada día
que la luz va alargando los días y recortando la noche,
que el suelo se va desnudando de nieve y baches y hoyos son más que pronunciados con todos los cambios de temperatura, el agua colándose y congelándose por las grietas del asfalto.Poco tiempo libre y más que nada,
enredada en los colores y perfiles de la desnudez.
Longing for spring.
domingo, febrero 15, 2009
De lejos o de cerca
El aire es distinto cada día y hoy me recorre sin frío.
No buscaba nada. Salí a sentir la luz a medida que el sol iba bajando.No buscaba nada y apareció ésto llamando la atención
antes de que el los últimos resquicios de luz desaparecieran.
De cerca,
otro juego
y otro espacio
La cercanía transforma las cosas.
Siempre es así: el aire distinto cada día, como las cosas miradas de lejos o de cerca, vividas con ligereza o con intensidad.
Todo tiene un momento y sus buenas razones, las que sean.
jueves, febrero 12, 2009
Sin dejar nada al azar
A pesar de todos los años que llevo viviendo aquí, hay algunas cosas que me siguen llamando la atención. En esta sociedad no se deja mucho al azar: preparación, precisión, medida y pocos los cabos sueltos. (Por supuesto que, como en todas partes, también hay excepciones y los errores no dejan de formar parte del mapa).
Ya hace meses que la compañía de gas y electricidad dejó una nota para decir que necesitaban cortar unas ramas que estaban interfiriendo con algunos cables de la luz y que si no había problemas, en algún momento vendrían a cortarlas.
Hoy llegaron, estudiaron la situación, el árbol, las ramas, las ramitas, lo que había que cortar o recortar, lo que no. Era un equipo de unos cinco. Una vez establecida la estrategia, uno de ellos se preparó para la escalada
mientras otro se quedó abajo para recoger las ramas cortadas.
Dicho y hecho. Subida, corta con sierra o con podadora
y en un abrir y cerrar de ojos, aquí no ha pasado nada.
Luego siguieron con el del vecino
Me imagino que seguirían repitiendo la operación por el vecindario. Unas dos horas después pasaron a recoger y triturar las ramas que habían ido recogiendo.
Si no hubiera estado en casa, ni me hubiera dado cuenta de tal tarea.
Probablemente en México hubieran hecho el trabajo sin casco, tirolinas o cuerdas de seguridad.
¿Y en España? ¿Cómo hubiera sido?
Ya hace meses que la compañía de gas y electricidad dejó una nota para decir que necesitaban cortar unas ramas que estaban interfiriendo con algunos cables de la luz y que si no había problemas, en algún momento vendrían a cortarlas.
Hoy llegaron, estudiaron la situación, el árbol, las ramas, las ramitas, lo que había que cortar o recortar, lo que no. Era un equipo de unos cinco. Una vez establecida la estrategia, uno de ellos se preparó para la escalada
mientras otro se quedó abajo para recoger las ramas cortadas.
Dicho y hecho. Subida, corta con sierra o con podadora
y en un abrir y cerrar de ojos, aquí no ha pasado nada.
Luego siguieron con el del vecino
Me imagino que seguirían repitiendo la operación por el vecindario. Unas dos horas después pasaron a recoger y triturar las ramas que habían ido recogiendo.
Si no hubiera estado en casa, ni me hubiera dado cuenta de tal tarea.
Probablemente en México hubieran hecho el trabajo sin casco, tirolinas o cuerdas de seguridad.
¿Y en España? ¿Cómo hubiera sido?
martes, febrero 10, 2009
Con 12 grados, como primavera
Así es, con 12 grados y sol, la nieve derritiéndose y el aire cálido robándote una sonrisa
No sé lo que dure pero cualquier día como éste es más que bienvenido.
domingo, febrero 08, 2009
El retorno
Amanecía la Ciudad de México cuando salimos
Chicago se vestia de tarde cuando llegamos
Jarana al hombro,
Madison luce de claro. Hay cinco grados. No nos podemos quejar: es una buena bienvenida.
viernes, febrero 06, 2009
México, imprescindible
De entrada unas quesadillas con guacamole y totopos. De plato principal, chiles en nogada. Es lo que hemos venido a comer a La hostería de Santo Domingo. Male y Manuel me llevaron ahí en uno de los primeros viajes a México hace ya al menos dieciocho años. Hace ya tiempo que tenía muchas ganas de volver. Hoy por fin pudo ser.
No es sólo que el chile en nogada es una delicia, con esa mezcla de sabores del relleno del chile a base de carne, frutos secos y no sé cuántas cosas más, y la salsa de nueces de Castilla y adornada con granos de granada
Es también el lugar donde está el restaurante, a un lado de la plaza de Santo Domingo,
el sitio de las imprentas,
donde también puedes ir para que te escriban una carta
o que te pasen a máquina cualquier trabajo que necesites
Por muy anticuado que parezca, así es. Hasta puedes conseguir un título de doctor de cualquier Universidad y en cualquier disciplina. Todo puede ser, todo vale.
De segundo, caminar por el centro de México y perderse una vez más en su laberinto de estratos, gente, quehaceres, idas y venidas. La ciudad no espera, tienes que unirte a su paso, buscarle las vueltas. Es rica en su pobreza, enorme en sus contrastes. De una esquina
a otra
de un minuto a otro. Ahí están los viejitos que deciden no cruzan la calle y vuelven al parque
ahí Bellas Artes,
el Zócalo con su catedral un poco más allá y ahí, lo extravagante
y lo más venerado
Todo imprescindible.
De postre, El Balcon Huasteco
Tal vez hayan pasado diez años desde la primera vez que fui allí. Pasé una semana estudiando violín huasteco con Rolando Hernández, “El quecho”, violinista del Trío Chicontepec, grupo anfitrión del lugar. El Balcón es una peña a la que acuden otros músicos huastecos a tocar y gente a bailar. Unos y otros tocan y los anfitriones cierran la noche
Un gusto poder volver a ver a Rolando de nuevo, tocar con él, bailar con todos los demás y recordar el taconeo y el balseado de los sones huastecos; reir con las coplas improvisadas también. Especial.
No es sólo que el chile en nogada es una delicia, con esa mezcla de sabores del relleno del chile a base de carne, frutos secos y no sé cuántas cosas más, y la salsa de nueces de Castilla y adornada con granos de granada
Es también el lugar donde está el restaurante, a un lado de la plaza de Santo Domingo,
el sitio de las imprentas,
donde también puedes ir para que te escriban una carta
o que te pasen a máquina cualquier trabajo que necesites
Por muy anticuado que parezca, así es. Hasta puedes conseguir un título de doctor de cualquier Universidad y en cualquier disciplina. Todo puede ser, todo vale.
De segundo, caminar por el centro de México y perderse una vez más en su laberinto de estratos, gente, quehaceres, idas y venidas. La ciudad no espera, tienes que unirte a su paso, buscarle las vueltas. Es rica en su pobreza, enorme en sus contrastes. De una esquina
a otra
de un minuto a otro. Ahí están los viejitos que deciden no cruzan la calle y vuelven al parque
ahí Bellas Artes,
el Zócalo con su catedral un poco más allá y ahí, lo extravagante
y lo más venerado
Todo imprescindible.
De postre, El Balcon Huasteco
Tal vez hayan pasado diez años desde la primera vez que fui allí. Pasé una semana estudiando violín huasteco con Rolando Hernández, “El quecho”, violinista del Trío Chicontepec, grupo anfitrión del lugar. El Balcón es una peña a la que acuden otros músicos huastecos a tocar y gente a bailar. Unos y otros tocan y los anfitriones cierran la noche
Un gusto poder volver a ver a Rolando de nuevo, tocar con él, bailar con todos los demás y recordar el taconeo y el balseado de los sones huastecos; reir con las coplas improvisadas también. Especial.
jueves, febrero 05, 2009
Dónde y qué comimos en Veracruz (1)
Una amiga me decía hace muy poco que la comida y la música son dos de las formas de enculturación más poderosas. Y estoy muy de acuerdo con eso. La cultura se refleja en la comida, la comida en la cultura. Es parte de la historia de los pueblos, pasado y presente, tradición y cambio. Es un afán de los cotidiano, elemento de identidad.
Para quienes disfruten de la comida, siempre es un placer llegar a los sitios y descubrir los sabores locales, formas y costumbres.
De los lugares en que hemos comido estos día, hubo tres a los que nos encontramos yendo una y otra vez: Doña Tella en Alvarado, Mari Carmen en Tlacotalpan y La Sopa en Xalapa.
¿Qué los hace especiales? La comida, por supuesto. Pero también el lugar en sí, la gente, el trato, la paciencia para con quienes no saben y preguntan qué tiene ésto o aquello.
Los tres restaurantes fueron recomendados por gentes del lugar. A Doña Tella llegamos porque estaba enfrente del hotel donde estábamos en Alvarado.
Es una pequeña lonchería en carretera
y con la vista de la laguna en la parte de atrás
¿La carta? Ahí está, en la pared
¿La dueña? Todo un personaje. Ahí está Doña Tella,
bien arreglada, charlatana y rápida de reflejos, presta para el buen humor. Cocina y sirve, junto a las otras personas que trabajan en la cocina. No le importa que le hagan fotos, ni las preguntas para que nos cuente lo que llevan las recién nacidas de camarón o de camarón y jaiba (tortilla con frijoles, salsa de tomate, queso, camarones y jaiba)
las empanadas de queso,
el pulpo al ajillo con una exquisita salsa de chile ajillo y jugo de naranja
Las tortillas hechas a mano
son excepcionales, el punto que realmente añade a los frijoles con queso
o el imprescindible para envolver en ellas la omelet de mariscos
El jugo natural de naranja también es imprescindible, como lo es el café de olla.
Ya sabes, si vas a Alvarado, vete a ver a Doña Tella, sin prisas. Porque si las tienes, como dice ella: “quien venga con prisas que vaya a chin… a su madre”.
Para quienes disfruten de la comida, siempre es un placer llegar a los sitios y descubrir los sabores locales, formas y costumbres.
De los lugares en que hemos comido estos día, hubo tres a los que nos encontramos yendo una y otra vez: Doña Tella en Alvarado, Mari Carmen en Tlacotalpan y La Sopa en Xalapa.
¿Qué los hace especiales? La comida, por supuesto. Pero también el lugar en sí, la gente, el trato, la paciencia para con quienes no saben y preguntan qué tiene ésto o aquello.
Los tres restaurantes fueron recomendados por gentes del lugar. A Doña Tella llegamos porque estaba enfrente del hotel donde estábamos en Alvarado.
Es una pequeña lonchería en carretera
y con la vista de la laguna en la parte de atrás
¿La carta? Ahí está, en la pared
¿La dueña? Todo un personaje. Ahí está Doña Tella,
bien arreglada, charlatana y rápida de reflejos, presta para el buen humor. Cocina y sirve, junto a las otras personas que trabajan en la cocina. No le importa que le hagan fotos, ni las preguntas para que nos cuente lo que llevan las recién nacidas de camarón o de camarón y jaiba (tortilla con frijoles, salsa de tomate, queso, camarones y jaiba)
las empanadas de queso,
el pulpo al ajillo con una exquisita salsa de chile ajillo y jugo de naranja
Las tortillas hechas a mano
son excepcionales, el punto que realmente añade a los frijoles con queso
o el imprescindible para envolver en ellas la omelet de mariscos
El jugo natural de naranja también es imprescindible, como lo es el café de olla.
Ya sabes, si vas a Alvarado, vete a ver a Doña Tella, sin prisas. Porque si las tienes, como dice ella: “quien venga con prisas que vaya a chin… a su madre”.
Dónde y qué comimos en Veracruz (2)
Mari Carmen, en Tlacotalpan, nos los recomendó Juan Ordóñez, el jarocho con su caballo que fue a buscar a la jarochita para llevarla al desfile. Y no nos decepcionó. Fuimos varias veces y aún estamos tratando de decidir qué fue lo mejor de todo lo que comimos, los tamales de masa con pollo, mole y acuyo (hierba santa) envueltos en hoja de plátano,
los tamales dulces con pollo, hoja santa y anís,
las enchiladas que más bien eran enmoladas,
la barbacoa,
o el chucumite al mojo de ajo
o en salsa de chipotle para quien aguante el picante.
Mari Carmen está ahí, en los soportales junto a la plaza Doña Marta.
En Xalapa, un amigo nos recomendó La sopa, en el centro, muy cerca de la catedral. Del menu, todo se te antoja
Cenamos el día que llegamos y comimos al día siguiente. Cenamos tamales de pollo,
enchiladas, una exquisita sopa de hongos
tacos dorados
y mi favorito, un filete sobre una base de huitlacoche. Una verdadera delicia
Ésta es la carta de comida corrida del siguiente día
Todo muy bien sazonado.
Te puedes imaginar el buen sabor de boca con el que partimos de Veracruz. También hubo pan dulce, churros, camotes, garrapiñados... Mil delicias y muchos antojos. Sin lugar a dudas, la comida es el hablar de los pueblos.
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