miércoles, octubre 24, 2007

Columbus, Ohio (1)

Parece que ha estado lloviendo estos últimos días en Columbus. “Such cold week” dice el taxista etíope que me lleva desde el aeropuerto al hotel. Charlamos por el camino. Me cuenta que lleva 13 años en Columbus, que no se vive mal, que no hay mucho de especial que hacer porque es una ciudad pequeña con unos 800.ooo habitantes, que es tranquila y se puede caminar sin problemas.
- ¿Y restaurantes?
- Muchos y variados, comida de muchas partes.
- ¿A cual irías tú?
- Me gustan la comida italiana, es una de mis favoritas: ensalada, pollo, macarrones, you know?
(No sé por qué le creo pero lo de los restaurantes pero ese italiano no me convence mucho.)

Casi llegando al centro pasamos cerca de High Street, la calle donde parece estar esa rica vida culinaria. Me dice cómo llegar allí desde el hotel. También me recuerda que puedo ir a visitar el barco de Colón que está ahí al lado, en el río Ohio. Porque Colón era de España como tú, ¿verdad?

A primera vista, este centro parece uno más, sin nada de especial, con edificios altos, el color gris de los días de lluvia, las calles anchas, vacías y sin gente de muchas otras ciudades de esta parte del país. Subo a mi habitación y desde ahí confirmo que efectivamente, las calles están vacías y el color triste y la noche temprana ya se han apoderado del día. A mi izquierda veo esto,


esto a la derecha,

y este edificio en el centro
¿Será este el paisaje que contemple en estos días? Puede. Es demasiado pronto para quejarse.
Decido salir a caminar e investigar la calle de los restaurantes. Al bajar, la primera persona con la que me encuentro es alguien a quien conocí hace una año en otra conferencia en Newcastle. Nada como los reencuentros. Salimos juntas y buscamos la calle de los restaurantes. Todo parece estar cerrado y a las seis de la tarde es como se el día se hubiera terminado. No puede ser pero es demasiado pronto para quejarse.
Al final, un restaurante chino sin mucha ciencia ni conciencia es nuestra salvación.
Lo mejor, definitivamente, ese contarnos lo que hicimos ayer y lo que vamos a hacer mañana como si hubiera sido la semana pasada la última vez que nos vimos.

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