Hoy comparto lo que una de esas personas que he ido conociendo más de cerca me trae. Manchega conecta presente y pasado. Su saber y sus raíces son profundas, como su identidad o su compromiso de vida. Roble y castaño. Hablamos de la "zumbá" de ayer y contesta a algunas de mis preguntas con algo que escribió hace un par de meses:
Según tengo entendido, la zumbá se sigue practicando cuando la ocasión lo requiere. Desde que yo sé, por lo oído a mis mayores, esta práctica se origina en una época en la que en este país la mortandad no tenía edad (desde recién nacidos a jóvenes madres y padres) y era asidua, especialmente en los pueblos donde las escaseces, la poca salubridad, el desconocimiento de muchas enfermedades, así como la falta de medicinas, hacían que los pobres médicos poco pudieran hacer por la salud de tanto necesitado. Debido a todo esto, muchas bodas se negociaban en secreto, sobre todo por familiares de jóvenes viudos o viudas que podían o no tener a su cargo hijos pequeños. (Hay que ver el contexto de los pueblos donde la religión, el luto que se guardaba durante años, y el que dirán pesaba mucho.) La familia buscaba darle amparo a la o las personas que estaban solas.Manchega es parte de esta historia, parte de nuestro presente. Comunidad. Tradiciones y gente. Tiempo. Encuentros. Hoy y ayer.
Pero como todo no tiene que ser tristeza, en la mayoría de los casos la boda se llevaba, cuando no con ocultación, con mucha discreción. Aunque siempre se filtraba el evento -con intencionalidad por supuesto- para darle oficialidad y la jovialidad que se merecía.
La “Zumbá” era una forma de pregonar el enlace -tan válido como unas primeras nupcias- y si los novios se sentían en la obligación de ser recatados, ya se encargaban los allegados y amigos de montar la juerga: solo se necesitaban unos cántaros de vino (que no faltaban). De lo demás ya se buscaba donde fuera.
Ayer terminamos el día con un paseo a esas horas en las que la luz se convierte en paleta de caprichos
Fuimos caminando hasta la casa de J.R. Hace varios años nos acercamos a ver el lugar donde ya había colocado los andamios de lo que hoy es su capricho
Tierra, teja, madera, piedra y pizarra
pespuntean la ladera para abrir su ventanal a la montaña y al valle
Subir a lo alto y mirar con el ver de otro,
y tomar prestado su catalejo para seguir aprendiendo a mirar
A J.R. también le he ido conociendo más a través de Ecos del sonar. Como Manchega, es parte de esta historia y este presente que construimos entre conversaciones y encuentros, todo eso que hace comunidad.
8 comentarios:
hermosas fotos ....interesantes palabras.!
Y tu me acercas a las cosas de las cuales no me fijaría si no llega a ser por ti...
Besicos
Lluvia,
Gracias. Me gustaría ver/ conocer algo de tu trabajo.
Belén,
Por eso andqmos en esto, ¿verdad?
Besos
Qué suerte que el diós de los blogs me acercó al tuyo! Me encanta leerte.
Los pueblos tienen sus tradiciones, sus reglas no escritas pero que se cumplen a rajatabla.
HAce poco, en la exposición de Cristina Gª Rodero pude asistir a algunas verdaderamente curiosas.
Y sí, es interesante ir conociendo a los que nos visitan. Yo acabo de engordar mi lista con otras dos y siempre es agradable.
Un abrazo.
Dintel,
yo también te tengo ahí como perla fundamental que siempre está. Bonito.
Tawaki,
así es.
Leí comentarios y reseñas sobre las exposiciones a las que fuiste hace un par de semanas y recordé tu post.
¿Sabes? tengo pendiente conocer a esas dos personas que te leen y visitan. Y a ti.
Otro abrazo para ti.
¡Qué genial es esto de los blogs! La verdad que sí.
:)
Y qué atalaya más privilegiada se ha construido J.R... ¡enhorabuena!
Irre,
sí. Y contigo tengo pendientísimo el encuentro, vamos, que no te creas que se me olvida.
Bueno, y J.R. te abre las puertas de su casa feliz.
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