A poco más de una hora de la Ciudad de México, poco queda o poco se ha desenterrado y restaurado de lo que fuera Tula, el lugar de tules o juncos, capital de los toltecas, uno de los estados más importantes del Posclásico (900-1521 de nuestra era).
Llegamos cuando el sol todavía se siente muy fuerte y decidimos comenzar por el museo para darle tiempo a que se aplaque
Tula fue ciudad y centro ceremonial. De lo que se conserva, lo más importante es la pirámide donde se levantan unos Atlantes. En la parte baja de la pirámide, el muro de las serpientes
con toda su simbología de dualidad y transformación.
Antes de subir a la pirámide, pasamos por lo que queda de un palacio con tres patios. Las columnas de esos patios son las que sostenían los techos. Los arqueólogos llamaron a este edificio El Palacio Quemado porque detectaron huellas de un gran incendio
Enfrente aparece un Chacmool. Sobre su pecho se depositaban ofrendas a los dioses
Ahí encontramos similitudes con ciertas cosas del Templo Mayor y le preguntamos a nuestro guía. Parece que Tula surgió como centro urbano tras la desestabilización de Teotihuacan. Alcanzó su máximo desarrollo entre 900-1200 d.C. (en el Posclásico) y sus primeros habitantes se establecieron alrededor de los años 800-900 d.C., cuando probablemente hubo migraciones de distintos grupos étnicos.
El edificio central de Tula es la pirámide B, la que fuera edificio sacro de la ciudad y probablemtne santuario al que sólo tendrían acceso el rey y sus principales sacerdotes
Subimos y desde allí vemos los restos de columnas y otra construcción de la que poco se conserva
Dicen que la pirámide pudo estar dedicada al culto de la realeza y de las dinastías gobernantes de Tula. Arriba, los Atlantes, esculturas que sirvieron como columnas para soportar el techo del edificio
Las esculturas miden 4.60 metros de alto. El atlante representa a un guerrero tolteca con su vestimenta típica de casco o tocado, orejeras, pectorales, brazaletes, maxtlatl o taparrabo, musleras, rodilleras y sandalias
También llevan discos sobre la espalda
Dice nuestro guía que los guerreros toltecas tenían una conexión con los dioses. Sus insignias demuestran que tenían un grado y especial. En este atlante de perfil se puede ver cómo empuña el átlatl, una especie de lanzadardos que servía para cubrir mayor distancia. También se puede ver su tamaño
Aparte de mirar a los atlantes, me entretengo mirando a niños y mayores que utilizan las sombras como cobijo
Aparte de mirar a los atlantes, me entretengo mirando a niños y mayores que utilizan las sombras como cobijo
para otros es un descubrir
Bajamos de la pirámide
Lo árido de la zona, patente también en la zona arqueológica, me llama la atención
La gran pregunta que siempre queda es cómo subieron piedras tan grandes y pesadas hasta allí
El hombre siempre ha tenido recursos para hacer lo que necesitaban. Los toltecas fueron guerreros y su dominio e influencia llegó hasta el mundo maya, hasta Chichén Itzá. Reconstruimos a partir de restos arqueológicos y como otras veces, hoy vuelvo a pensar en la arbitrariedad de nuestros juicios de valor. Que no nos falte la lucidez para reconstruir y tratar de ser fieles a lo que fue
2 comentarios:
Qué lugar más alucinante. Me encantaría ir.
Besos
Leo,
vas a ir, vas a ver.
Besos
Publicar un comentario