lunes, octubre 01, 2007

Nos acostumbramos

Es curioso pensar en la facilidad con la que nos acostumbramos a las arquitecturas físicas de los lugares donde vivimos. Tal vez no sea acostumbrarse sino asimilar el lugar, dejar que la memoria de los pasos y las sensaciones recuerden las calles , las aceras, los olores, el color, las formas y todo eso que incorporamos a nuestros paisajes interiores. Nuestro capricho los reconstruye, los imagina e interpreta.
Hace tiempo que me acostumbré a la fisonomía de una de las partes del campus,

cerca de la escuela de música, los carritos de comida y el puesto de fruta estratégicamente colocados entre una de las bibliotecas y la librería de la universidad, la hojas caídas en la estación, que corresponde, el Capitolio al fondo

Es ahora que a través de Ecos del sonar vuelvo a mirar esto con nuevos ojos. Pienso por un momento en quienes mirarán el lugar a través de mi mirada, tan subjetiva como la de todos, en su tiempo, su inmediatez. (No me asusta mirar lo que otros ven. Comparto. Vivo un poco más.)

Tal vez por eso saco hoy estas fotos. Por eso y porque no me acostumbro a que a estas alturas del año aún podamos estar afuera, almorzar ahí

estudiar o leer

antes de una clase o... ¡quién sabe!

Maravilloso azar de lo desconocido.

9 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

A mí me gusta mirar a través de tus ojos. Es una manera de viajar gratis.
Ojala mi campus hubiera sido así... Sólo recuerdo de él un enorme aparcamiento vacío cuando salía de noche de la facultad.
Besitos/azos.

Anónimo dijo...

Maravilloso azar de lo desconocido... ummmmm. Es muy sugerente.
Me encanta ver esa parte del mundo a través de los ojos. Y que podamos disfrutar aquí también del buen tiempo en Madison.
Gracias y un besote.

Anónimo dijo...

Coincido con Mariano y con Leo. Me he quedo mirando las fotos de las chicas bajo el árbol, parece que hago un esfuerzo para adentrarme en la escena y para mi sorpresa tengo la sensación de que en cierta medida me cuelo en ella, aunque permanezco como simple observador (no como el protagonista de un cuento que leí que se mete dentro del cuadro de la Gioconda y tiene una aventura con Mona Lisa). Gracias por permitirnos viajar por Madison y por los apuntes que nos muestra cómo son sus gentes. También con la imaginación se puede viajar.

Raquel dijo...

Mariano, yo también viajo a travé de tu prosa versátil y plástica. Ese campus... muchas horas en él, antes y ahora. Al menos es espacioso, ¿no?

Leo, ese azar vino por esa coincidencia de imágenes de chicas como detenidas en sus quehaceres. Las miras, imaginas lo que hacen, imaginas que dentro de un rato van a ir a hacer algo, construyes sus pasos. La realidad es que no sabemos nada y que siempre ataviamos con el vestido que conocemos.

Rafael, vivimos cada foto desde la imagen y desde nosotros en una mezcla del otro y de mi mismo. Ese es el viaje.

Un abrazo grande para los tres

Tawaki dijo...

Fotos que son como cuadros.

Nos acostumbramos demasiado pronto a nuestro entorno. De vez en cuando me gusta coger la cámara y caminar por Madrid como si fuera un turista más. Siempre descubro cosas nuevas.

Luis López dijo...

Gracias por compartir tus cotidianas vistas. Besos.

Raquel dijo...

Tawaki, sí, es bueno recorrer lo cotidiano vistiéndose con otra mirada, que es la tuya pero más rica por ser inquisitiva.

Luis, gracias por venir hasta aquí y por sentir ese compartir

Un abrazo

banderas dijo...

Yo sigo haciendo apología de mi ciudad a pesar de que daría un riñón por vivir en la tuya (pero con mar, eso sí). Tú ya me entiendes... creo.

Sigo tu mirada con interés antrológico... o casi.

Bicos.

Raquel dijo...

Gracias Banderas. Yo también estoy conociendo Vigo a través de tu mirada.
Un abrazo