sábado, enero 12, 2008

El telar de ser


Cosquín no es pueblo sino ciudad pequeña, aunque siento una ambivalencia que no acaba de dejarme definirlo como uno u otra. Lo moderno y lo tradicional, los adelantos y el subdesarrollo también.

Parece que llevamos aquí mucho más tiempo del que llevamos, como si ya este ritmo se nos hubiera metido adentro. Ritmo de verano tal vez, o símplemente de aquí, de estos días.
Cada viaje es diferente y cuando pasas unos días en un mismo lugar, un lugar pequeño, tú también empiezas a ser parte del lugar. Nunca hubiera pensado que la gente se me acercaría con una mirada sincera para preguntarme de qué parte de España soy y para compartir que su familia llegó a finales del siglo dieciocho, o que fueron exiliados de guerra, o que el abuelo paterno era italiano y el materno español, que su apellido vasco se acortó porque era impronunciable o que todavía tiene mucha familia a las afueras de Málaga. Es la gente joven que está en el hotel, el señor que está sentado al lado en el restaurante, el amigo del amigo. Se toman el tiempo para charlar contigo, te dan la bienvenida.

Hoy abren la feria de artesanía y pasamos un rato de puesto en puesto. Artesanías y gente, elementos de la tierra, el arte de las manos. Como muchos otros, estos artesanos van de feria en feria vendiendo su trabajo, chales de vicuña, joyas de plata de los mapuches, de los diaguitas, trabajo en cuero, cerámica, ponchos de alpaca o llama, tejidos teñidos con resina de algarrobo,

charangos,

cuatros y bombos,

Hablamos con ellos, te explican cómo hacen su trabajo, no les importa entretenerse y contarte, compartir lo que hacen, el cómo y cuándo.

José Froilán González es un fabricante de bombos muy conocido, originario de Santiago del Estero, donde dicen que fabrican los mejores bombos. De él dicen que es uno de los mejores constructures. Hoy le veo cortar cuero para los lazos del bombo

Escucharle hablar de los bombos, sus sonoridades, cueros y aros es todo un lujo. (Algunas de esas correas serán para el bombo que compramos y que recogeremos en un par de días.)
Mariano Paz, también de Santiago del Estero, nos cuenta de sus bombos, los diferentes tamaños, el proceso, el comportamiento de la madera de ceibo

y Diego Villoldo nos habla de los cuatros y charangos que fabrica, la madera que utiliza,

el sonido y su porqué.

Artesanos, manos sabias, huellas de vida

3 comentarios:

Irreverens dijo...

Lo genial es conocer a tanta gente que ama lo que hace. Ojalá todo el mundo pudiera vivir así...

Mariano Zurdo dijo...

Siempre pensé en la magia que tienen las manos que consiguen sacar tan bellos sonidos con esos materiales.
Besitos/azos.

Raquel dijo...

Irreverens, sí, es lindo (como dicen aquí). Difícil hacerlo y arriesgarse a vivir muchas veces con muy poco pero ese riesgo tal vez traiga otras ventajas.
Un abrazo

Mariano, manos que dan vida y que la recrean... una maravilla.
Un besote